Para Boca, la selección

El grito nació del corazón de La 12 y lentamente fue sumando voces de distintos sectores de la Bombonera. “Vamos, vamos, Argentina / vamos, vamos, a ganar...”, decía la canción que demostraba que el frío de otros barrios no se iba a trasladar a La Boca -si el clima genera un efecto positivo o negativo dependerá de cada convocado y todavía es una incógnita-. El primer objetivo fue claro, pero no único: la hinchada terminaba de ver cómo el último campeón acumulaba su quinta victoria consecutiva, con niveles individuales altísimos y varios candidatos a ocupar lugares importantes en la próxima fecha FIFA. Hoy, hablar de Boca es hablar de una selección sudamericana que si realmente se armara, lo más cómodo es que se entrenara en Casa Amarilla. Sampaoli, Pekerman y Tabárez lo saben muy bien.

Si son las individualidades las que potencian al equipo o el equipo el que potencia las individualidades es tema de discusión. Pero la influencia de Guillermo se respira en cada rincón del club. Más allá de la principal batalla ganada -el campeonato- logró otras internas pero no menos importantes para la construcción del Nuevo Boca. Bajó el promedio de edad, elevó la vara de exigencia, potenció la competencia interna, forjó una identidad de juego y generó una mentalidad ganadora en un vestuario que acumulaba duras derrotas. Incorporó jugadores de nivel internacional, sí. Barrios, Cardona, Nahitan Nández y Sebastián Pérez son algunos de ellos (Fabra había llegado con Arruabarrena). Convirtió a valores del club o refuerzos en potenciales convocados: Benedetto y Pavón son los máximos exponentes. Y el nivel de Gago y Pablo Pérez hacen que cada vez sean menos los que discuten que deberían ser tenidos en cuenta por Sampaoli.

“Para nosotros, la Selección es lo máximo. Para cada jugador, representar a su país es maravilloso. Cuando nos llega el bloqueo, que es la instancia previa a que nos convoquen o no y tenemos que esperar hasta que el profe dé la lista, celebramos. Porque nos alegra estar otra vez en la selección de nuevo. Y nos encantaría que nuestros compañeros también puedan estarlo. Sería redondo para ellos: están en la Selección, les toca jugar por primera vez y encima es en la Bombonera”, dijo un Cardona genuino acerca de un tema que, evidentemente, lo llena de orgullo. Lo que significa la selección para los colombianos es fácilmente dimensionable. Sólo él y Sebastián Pérez coincidieron unos meses en Atlético Nacional, pero el vínculo entre ellos se hizo de amistad a partir de compartir concentraciones y partidos jugando para Colombia. “Venite para acá que la armamos”, le dijo Barrios después de salir campeón. Cardona no dudó. Y la selección xeneize siguió sumando protagonistas...

“Acá no se puede regalar nada, porque si te relajás te pueden quitar el lugar. Pero la competencia es sana y lo importante es que somos un gran equipo, con muchos jugadores que están y otros que trabajan para ser parte de su seleccionado”, explica el 10. Y enseguida, ilusionado, completa: “Es extraordinario tener ocho jugadores de selección. Vamos nosotros tres. Está Nahitan, y que lleven a Cristian, Gago, Pablo y Benedetto. Y sé que se pueden sumar muchos más”.