WANCHOPE ABILA
VIDEO: Apareció el goleador
Wanchope Ábila les hizo acordar a los hinchas de Boca lo que es festejar por duplicado
Darío Benedetto es uno de esos jugadores que parecen irreemplazables.
La ausencia del implacable goleador, que en los primeros pasos de la Superliga se rompió el ligamento anterior de su rodilla derecha, hizo más difíciles los sueños xeneizes. A Guillermo Barros Schelotto le costó mucho encontrar un sustituto que sepa disimular, al menos en parte, al Pipa. Tanto, que recién en el ocaso del torneo surgió alguien que empieza a consolidarse: Ramón Ábila hizo un doblete en el triunfo frente a Newell's (3-1) con el que en la Ribera acarician el bicampeonato.
No hay que apresurarse, el Mellizo no tiene un nuevo Benedetto entre sus filas. Tampoco afirmar que Wanchope es incapaz de suplirlo: se sabe que en Huracán y en Cruzeiro de Brasil demostró ser un delantero feroz que se ganó fácil a los hinchas. Solo parece necesitar paciencia, como la precisó el N°9 indiscutido que hoy mira desde afuera, para determinar qué será de él. De 11 partidos oficiales (cuatro de titular y siete de suplente) solo le había podido convertir a San Martín de San Juan (4-2). Y ahora se destapó.
Anoche volvió a plantar algo que este Boca extrañaba sin su artillero de selección. Desde la goleada a Belgrano, de mediados de octubre del año pasado, en la que Darío Benedetto festejó en dos ocasiones, que nadie gritaba por duplicado. Pasaron varios delanteros, pero ninguno llenó el vacío: Guido Vadalá, Walter Bou, Carlos Tevez y hasta Oscar Junior Benítez. Ayer el N° 17 se vistió un rato de su compañero cuando en el primer tiempo hizo delirar a la hinchada como en aquellas noches de muchos goles: a los 26 minutos solo tuvo que empujar una gran maniobra, otra más, de Cristian Pavón y, a los 37, conectó de cabeza un centro milimétrico de Leonardo Jara.
El cordobés se quitó esa mala suerte que lo perseguía. En algunos encuentros, como ante Independiente, el palo le había negado el gol. Había sido, eso sí, verdaderamente importante con asistencias agónicas, un cartel para nada pequeño: había cedido pases de gol a Jara y Pablo Pérez para sellar las victorias ante Tigre y Talleres, respectivamente. Sin embargo, ayer pudo mostrar lo que en verdad vino a hacer a la institución de la Ribera: goles.
Con su doble festejo, los Mellizos parece que deberán emplear el esquema con el que ganaron anoche (4-2-3-1) hasta el final del campeonato. Por un lado, por la cantidad de lesionados. Por otro, para que Tevez se sienta cómodo. Y además, para no quitarle a Wanchope Ábila este momento dulce.
No hay que apresurarse, el Mellizo no tiene un nuevo Benedetto entre sus filas. Tampoco afirmar que Wanchope es incapaz de suplirlo: se sabe que en Huracán y en Cruzeiro de Brasil demostró ser un delantero feroz que se ganó fácil a los hinchas. Solo parece necesitar paciencia, como la precisó el N°9 indiscutido que hoy mira desde afuera, para determinar qué será de él. De 11 partidos oficiales (cuatro de titular y siete de suplente) solo le había podido convertir a San Martín de San Juan (4-2). Y ahora se destapó.
#TNTSports | Lo mejor del triunfo de #Boca sobre #Newells con un Pavón on fire. ¡Atentos al pase de Bebelo en el segundo gol de Wanchope! pic.twitter.com/Re5OFXxspF
— TNT Sports LA (@TNTSportsLA) 23 de abril de 2018
Anoche volvió a plantar algo que este Boca extrañaba sin su artillero de selección. Desde la goleada a Belgrano, de mediados de octubre del año pasado, en la que Darío Benedetto festejó en dos ocasiones, que nadie gritaba por duplicado. Pasaron varios delanteros, pero ninguno llenó el vacío: Guido Vadalá, Walter Bou, Carlos Tevez y hasta Oscar Junior Benítez. Ayer el N° 17 se vistió un rato de su compañero cuando en el primer tiempo hizo delirar a la hinchada como en aquellas noches de muchos goles: a los 26 minutos solo tuvo que empujar una gran maniobra, otra más, de Cristian Pavón y, a los 37, conectó de cabeza un centro milimétrico de Leonardo Jara.
El cordobés se quitó esa mala suerte que lo perseguía. En algunos encuentros, como ante Independiente, el palo le había negado el gol. Había sido, eso sí, verdaderamente importante con asistencias agónicas, un cartel para nada pequeño: había cedido pases de gol a Jara y Pablo Pérez para sellar las victorias ante Tigre y Talleres, respectivamente. Sin embargo, ayer pudo mostrar lo que en verdad vino a hacer a la institución de la Ribera: goles.
Con su doble festejo, los Mellizos parece que deberán emplear el esquema con el que ganaron anoche (4-2-3-1) hasta el final del campeonato. Por un lado, por la cantidad de lesionados. Por otro, para que Tevez se sienta cómodo. Y además, para no quitarle a Wanchope Ábila este momento dulce.
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