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BENEDETTO

La nueva Pipa
Benedetto metió un gol y le anularon otro en el 4-0 ante Huracán y, como 9 de área del nuevo dibujo de Guillermo, empezó a enderezar una historia que no había arrancado bien. El crédito para él sigue abierto...
Darío Benedetto. El delantero de los cinco millones de dólares. El reemplazante de Osvaldo. El Morata de Tevez. El hombre gol para ganar la Copa Libertadores. El refuerzo que no fue.
Parece que pasó hace una eternidad, pero fue ayer. En el mercado de pases anterior -que, en realidad, fue la primera parte de éste- la necesidad de reforzar al equipo sufría con el calendario: nada peor que negociar a contrarreloj. Antes de Independiente del Valle volvieron dos (Magallán y Castellani), se apostó por uno (Bou) y se puso la plata por dos. Una inversión menor por Zuqui y el billete fuerte por el 9. Eran tiempos de 4-3-3, Carlitos de centrodelantero y urgencia por sumar peso en el área. Así las cosas, Barros Schelotto puso a punto al llegado de América de México durante la pretemporada en Ezeiza y le encontró lugar como extremo -en lugar del suspendido Pavón- para la ida en Quito. Si no fue el más flojo de la cancha, fue el segundo. “Lo veo bien, pero Benedetto no se siente cómodo como carrilero. Al hacer ese esfuerzo por ayudar al equipo perdió su potencial”, dijo el mismísimo Tevez al bajar del avión en Ezeiza. El Pipa dejó su lugar entre los titulares para la revancha en la Bombonera y recién ingresó cuando los ecuatorianos encaminaban la hazaña y sólo restaba tiempo para sufrir la agonía. Terminó siendo uno de los símbolos del mercado de pases que no alcanzó. Si algo no le falta al cuerpo técnico es lectura. Por algo pidieron jugadores en todas las líneas...
El nuevo Boca. El nuevo esquema. El reposicionamiento de algunos jugadores en sus puestos naturales. La salida de varios referentes. La aparición de otros.
“El crédito de un jugador no se termina en dos partidos. Confiamos en que nos pueda dar muchísimo”, le contó a Olé uno de los que se la pasa de lunes a sábado en el Complejo Pedro Pompilio. Los cambios repercutieron directamente en el juego Benedetto. En el equipo que está armando Guillermo -4-2-3-1- se está moviendo bien de punta, con Carlitos libre a sus espaldas y dos extremos (Pavón y ¿Centurión?) para nutrirlo de pelotas de gol. Fue el 9 en los tres amistosos disputados hasta ahora: Danubio, Defensa y Justicia y Huracán. Con el Halcón ya la había metido. Ayer, en el 4-0 frente a Huracán en la Bombonera, no sólo repitió -incluso le anularon otro. También mostró un nivel que se acerca a lo que los Barros Schelotto vieron cuando lo pidieron en el mismo nivel de prioridad que Guido Carrillo. Ubicarlo en el lugar que más cómodo se siente -aunque sostengan que también puede, eventualmente, moverse por la banda- se relaciona con recuperar al jugador que movilizó a los dirigentes en la previa de la semifinal. La confianza de las partes que definen en el Mundo Boca se mantiene intacta.
“De Benedetto quiero que se mueva en el área, es un goleador. Y quiero que esté cerca de Carlos, que lo aproveche”, reconoció el entrenador en su última conferencia de prensa. No son sólo palabras: las sostiene con hechos. El delantero fue titular en todos los amistosos. Y un plus: pese a la falta de recambio en el plantel -de los suplentes, sólo Bou podría jugar en su lugar- no consideran necesaria la incorporación de otro atacante con características similares, aunque no se debería descartar la llegada de otro delantero que pueda cumplir también otra función. El riesgo es cometer el mismo error de Arruabarrena en el primer semestre de este año: no tener a nadie que le cubra la espalda al Loco Osvaldo. Esa historia fue el principio de esta...
Darío Benedetto. El delantero de los cinco millones de dólares. El 9 del nuevo equipo de Guillermo. La esperanza de gol. La nueva Pipa. ¿Esta vez funcionará?
El nuevo Boca. El nuevo esquema. El reposicionamiento de algunos jugadores en sus puestos naturales. La salida de varios referentes. La aparición de otros.
“El crédito de un jugador no se termina en dos partidos. Confiamos en que nos pueda dar muchísimo”, le contó a Olé uno de los que se la pasa de lunes a sábado en el Complejo Pedro Pompilio. Los cambios repercutieron directamente en el juego Benedetto. En el equipo que está armando Guillermo -4-2-3-1- se está moviendo bien de punta, con Carlitos libre a sus espaldas y dos extremos (Pavón y ¿Centurión?) para nutrirlo de pelotas de gol. Fue el 9 en los tres amistosos disputados hasta ahora: Danubio, Defensa y Justicia y Huracán. Con el Halcón ya la había metido. Ayer, en el 4-0 frente a Huracán en la Bombonera, no sólo repitió -incluso le anularon otro. También mostró un nivel que se acerca a lo que los Barros Schelotto vieron cuando lo pidieron en el mismo nivel de prioridad que Guido Carrillo. Ubicarlo en el lugar que más cómodo se siente -aunque sostengan que también puede, eventualmente, moverse por la banda- se relaciona con recuperar al jugador que movilizó a los dirigentes en la previa de la semifinal. La confianza de las partes que definen en el Mundo Boca se mantiene intacta.
“De Benedetto quiero que se mueva en el área, es un goleador. Y quiero que esté cerca de Carlos, que lo aproveche”, reconoció el entrenador en su última conferencia de prensa. No son sólo palabras: las sostiene con hechos. El delantero fue titular en todos los amistosos. Y un plus: pese a la falta de recambio en el plantel -de los suplentes, sólo Bou podría jugar en su lugar- no consideran necesaria la incorporación de otro atacante con características similares, aunque no se debería descartar la llegada de otro delantero que pueda cumplir también otra función. El riesgo es cometer el mismo error de Arruabarrena en el primer semestre de este año: no tener a nadie que le cubra la espalda al Loco Osvaldo. Esa historia fue el principio de esta...
Darío Benedetto. El delantero de los cinco millones de dólares. El 9 del nuevo equipo de Guillermo. La esperanza de gol. La nueva Pipa. ¿Esta vez funcionará?
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