¡Mercado Mellizo!

Que lo urgente no tape lo importante. Este Boca que parecía imbatible hasta hace un par de semanas tiene que afrontar su primer bajón de la Superliga, pero ese no fue el tema de conversación entre Daniel Angelici y Guillermo Barros Schelotto. Si bien la coyuntura atravesó el almuerzo que compartieron ayer, el foco estuvo puesto en el Boca que se viene, el que se va a terminar de armar para el gran objetivo: la Copa Libertadores 2018.

El cuerpo técnico llegó a la conclusión de que tiene que ponerse a resguardo de cualquier eventualidad. Las lesiones de Gago y Benedetto dejaron en claro lo fácil que un equipo se puede desarmar como un castillo de naipes. Ya le pasó algo parecido a Guillermo en la Libertadores 2016, cuando la anterior lesión de Gago le quitó buena parte de la jerarquía necesaria para dar la vuelta. La palabrita clave es esa: jerarquía. Por eso, la idea que se empezó a charlar es la necesidad de sumar cuatro o cinco refuerzos de primer nivel. Hay coincidencia en traer otro lateral izquierdo (¿otro intento por Silva?), un marcador central, un mediocampista (el nombre de Montoya, ex Central y hoy en Sevilla, se lo sigue mencionando como posible incorporación) y otro delantero... Esto, claro, más allá de la llegada de Ramón Ábila y la novela de Tevez que todavía sigue escribiéndose.

La lesión del Pipa puso de relieve la gran diferencia de nivel entre él y los delanteros suplentes, coincidente además con una crisis de confianza en Bou, que antes había reemplazado muy bien a Benedetto. Con esto también salta a la vista que el cuerpo técnico todavía tiene algunas dudas en relación a Wanchope, que en tal caso tendrá que demostrar si tiene espaldas para ser el nueve de Boca. Tevez es un jugador de primer nivel, en la medida de que esté convencido de afrontar el reto y se recupere de un año 2017 malo. ¡Al mercado!