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SCHELOTTO

Las razones de Boca para volver a creer
Guillermo metió mano con algunos nombres, pero lo fundamental pasó por la actitud, el orden, la agresividad y la concentración.
Volvió a creer en sus viejas virtudes, las que lo llevaron a la punta.
Cuando parecía estar para el cachetazo, a punto de rifar un torneo que lo tuvo siempre como candidato, Boca sorprendió a propios y extraños con una actuación de campeón, justo ante uno de los equipos de mejor rendimiento durante 2017, el Independiente de Ariel Holan.
Y para que ello sucediera se dieron una serie de situaciones favorables para el líder, algunas de ellas provocadas por decisiones del entrenador, Guillermo Barros Schelotto.
Una de ellas, el tema de los cambios, aunque en este caso la mayoría hayan sido por obligación, como el ingreso de Leonardo Jara por el suspendido Gino Peruzzi, que dejó conformada una defensa totalmente nueva si se tiene en cuenta la derrota en el Superclásico.
También la ratificación de Wilmar Barrios en el medio por el convocado al Mundial Sub-20, Rodrigo Bentancur; y arriba Oscar “Junior” Benítez por el lesionado Ricardo Centurión.
Las tres rindieron en gran forma durante el clásico ante el Rojo, pero el que le dio mayor rédito fue el colombiano Barrios, quien le dio el carácter que necesitaba a un equipo que parecía sin alma.
Allí, precisamente, en la actitud, estuvo una de las claves. Boca fue combativo desde el arranque hasta el final, metiendo una presión tremenda en toda la cancha, hasta con sus delanteros, ejerciendo una superioridad numérica constante sobre el rival.
Y después, desde lo futbolístico, volviendo al dibujo que más le gusta, el del 4-3-3, también se convirtió en una formación más agresiva, que atacó constantemente por las bandas, para luego ir en busca de la gran figura de su número Nueve, Darío Benedetto.
Así las cosas, con la actitud y el orden como prioridad, Boca agregó vértigo en sus intentos, llegando siempre en dos o tres toques al área del Rojo.
La pelota siempre viajó a un destino seguro, tomándose un tiempo más, si era necesario, para entregarla de manera correcta.
Con un caso emblemático en Cristian Pavón, mucho más tranquilo y mejorado, como en la jugada del segundo gol, cuando fue hasta el fondo por izquierda, frenó, hizo pasar de largo a un rival y metió un centro bárbaro para “Junior” Benítez.
Por último, como para cerrar los ítems, la concentración estuvo siempre presente, para no caer en esas distracciones que en otros partidos le hicieron perder puntos increíbles.
En fin, el mensaje del DT llegó a tiempo, como para enderezar el rumbo y encarar con todo la recta final del torneo.

Y para que ello sucediera se dieron una serie de situaciones favorables para el líder, algunas de ellas provocadas por decisiones del entrenador, Guillermo Barros Schelotto.
Una de ellas, el tema de los cambios, aunque en este caso la mayoría hayan sido por obligación, como el ingreso de Leonardo Jara por el suspendido Gino Peruzzi, que dejó conformada una defensa totalmente nueva si se tiene en cuenta la derrota en el Superclásico.
También la ratificación de Wilmar Barrios en el medio por el convocado al Mundial Sub-20, Rodrigo Bentancur; y arriba Oscar “Junior” Benítez por el lesionado Ricardo Centurión.
Las tres rindieron en gran forma durante el clásico ante el Rojo, pero el que le dio mayor rédito fue el colombiano Barrios, quien le dio el carácter que necesitaba a un equipo que parecía sin alma.
Allí, precisamente, en la actitud, estuvo una de las claves. Boca fue combativo desde el arranque hasta el final, metiendo una presión tremenda en toda la cancha, hasta con sus delanteros, ejerciendo una superioridad numérica constante sobre el rival.
Y después, desde lo futbolístico, volviendo al dibujo que más le gusta, el del 4-3-3, también se convirtió en una formación más agresiva, que atacó constantemente por las bandas, para luego ir en busca de la gran figura de su número Nueve, Darío Benedetto.
Así las cosas, con la actitud y el orden como prioridad, Boca agregó vértigo en sus intentos, llegando siempre en dos o tres toques al área del Rojo.
La pelota siempre viajó a un destino seguro, tomándose un tiempo más, si era necesario, para entregarla de manera correcta.
Con un caso emblemático en Cristian Pavón, mucho más tranquilo y mejorado, como en la jugada del segundo gol, cuando fue hasta el fondo por izquierda, frenó, hizo pasar de largo a un rival y metió un centro bárbaro para “Junior” Benítez.
Por último, como para cerrar los ítems, la concentración estuvo siempre presente, para no caer en esas distracciones que en otros partidos le hicieron perder puntos increíbles.
En fin, el mensaje del DT llegó a tiempo, como para enderezar el rumbo y encarar con todo la recta final del torneo.

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