La fórmula del Mellizo

Guillermo conoce el paño azul y oro. Y tiene claro que la gloria no está estrictamente relacionada con la salud del vestuario. Lo vivió en carne propia hace 15 años, cuando Palermo le pidió a Bianchi que jugara el Mellizo y no el Chelo Delgado en la final contra Real Madrid. El técnico no hizo caso y se coronó campeón mundial en Tokio. Y fueron históricas las diferencias entre el goleador y Juan Román Riquelme. El Virrey mantuvo a raya a todos los pesados y se cansó de dar vueltas olímpicas. Si no le había temblado el pulso para borrar a Caniggia, Latorre, Fabbri, Toresani y Solano cuando llegó en 1998.

No obstante, este buen alumno de Carlos de Liniers tiene una tarea más ardua que ocuparse del humor de los caciques de turno. Barros Schelotto debe devolverle la identidad a Boca. Y si se repasa su breve currículum como entrenador (tres años y medio en Lanús y cuatro partidos en Palermo de Italia), es posible asegurar que habrá lugar para tres delanteros.

Su esquema fetiche (4-3-3) tuvo el mayor pico de rendimiento en 2013, cuando ganó la Sudamericana. Ismael Blanco, Santiago Silva y Oscar Benítez formaron parte del tridente ofensivo en la final con Ponte Preta. Lautaro Acosta y Melano también tuvieron activa participación en su largo ciclo. Hoy, esa referencia puede ser Osvaldo, aunque Guillermo haya pedido otro 9. Un viejo axioma xeneize (centro de Guillermo y gol de Palermo) quiere rescatar el Mellizo en su Boca. Pachi Carrizo, a quien pidió para Lanús, tendría un lugar preponderante. También, Palacios. Tevez -lógico- estará entre ellos.

“Yo pongo tres delanteros. Pero con obligaciones de ayudar en la recuperación de la pelota”, es uno de los mandatos de Barros Schelotto. Todos colaboran en la presión. Y detrás de ellos, tres volantes interiores. Por características, Pablo Pérez no debería faltar en ese mediocampo. ¿Qué lugar tendrán los talentosos Gago, Bentancur y Lodeiro? Los laterales serán fundamentales, siempre enfocados en ataque. ¿Qué hará con Cata Díaz, que suma años y no está firme? Carlos Griguol le enseñó a pensar en la cancha. Y el Mellizo siempre destaca aquel consejo del viejo Timoteo. Tal vez ése sea el secreto del éxito, que sus jugadores empiecen a pensar como él.