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SCHELOTTO

Gol del Melli
Boca goleaba por 3 a 0 a Estudiantes en la Bombonera, por la fecha 17 del Clausura 2006. El equipo del Coco había brillado durante todo el torneo pero la gente no estaba del todo contenta.
Y en lugar de festejar el triunfo, clamaba por le ingreso del ídolo que estaba en el banco: Guillermo Barros Schelotto.
Boca goleaba por 3 a 0 a Estudiantes en la Bombonera, por la fecha 17 del Clausura 2006. El equipo del Coco había brillado durante todo el torneo y se encaminaba hacia el bicampeonato. De la mano de un fenomenal Pocho Insúa, había liquidado a un complicado encuentro ante el Pincha. Sin embargo, la gente no estaba del todo contenta. Y en lugar de festejar el triunfo, clamaba por le ingreso del ídolo que estaba en el banco: Guillermo Barros Schelotto.
El 7 ya era un habitual suplente, ya que había sido relegado por un joven Rodrigo Palacio, que a fuerza de buenos rendimientos le había ganado el puesto. Esta falta de rodaje había hecho que, unas semanas antes, el Melli pidiera jugar para la Reserva en el partido frente a Tiro Federal. Fue el día en que la gente llenó la Bombonera bien temprano para acompañarlo y pedir por él.
Volviendo al partido con Estudiantes, faltaban seis minutos cuando Basile lo llamó y lo metió por Palacio. Y 120 segundos le bastaron para devolver el cariño: Insúa lo vio meterse al área por la izquierda y lo dejó frente al arquero con la pelota picando, el Melli midió el remate y, de zurda, clavó el 4-0 final. Tripero desde chico, miró desafiante a la hinchada rival, que se ubicaba en la tercera bandeja del Riachuelo, y con sus manos hizo el gesto de una franja que no era la de Boca, sino la de Gimnasia.
“Yo soy de La Plata, de Gimnasia, entonces me van a silbar... Pero a la hora de dirigir, como cuando me tocó jugar, estoy alejado de ese folclore”, dijo este viernes, con su sentimiento tripero oculto detrás la seriedad de quien ahora es DT.
El 7 ya era un habitual suplente, ya que había sido relegado por un joven Rodrigo Palacio, que a fuerza de buenos rendimientos le había ganado el puesto. Esta falta de rodaje había hecho que, unas semanas antes, el Melli pidiera jugar para la Reserva en el partido frente a Tiro Federal. Fue el día en que la gente llenó la Bombonera bien temprano para acompañarlo y pedir por él.
Volviendo al partido con Estudiantes, faltaban seis minutos cuando Basile lo llamó y lo metió por Palacio. Y 120 segundos le bastaron para devolver el cariño: Insúa lo vio meterse al área por la izquierda y lo dejó frente al arquero con la pelota picando, el Melli midió el remate y, de zurda, clavó el 4-0 final. Tripero desde chico, miró desafiante a la hinchada rival, que se ubicaba en la tercera bandeja del Riachuelo, y con sus manos hizo el gesto de una franja que no era la de Boca, sino la de Gimnasia.
“Yo soy de La Plata, de Gimnasia, entonces me van a silbar... Pero a la hora de dirigir, como cuando me tocó jugar, estoy alejado de ese folclore”, dijo este viernes, con su sentimiento tripero oculto detrás la seriedad de quien ahora es DT.
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