Una nueva chance para Centurión

Quizá por rebeldía, tal vez por inmadurez, quién sabe por esa confesada adoración que siente por las horas nocturnas o quizá por ese carácter desafiante que también muestra dentro de la cancha, Ricardo Centurión ha desperdiciado muchas oportunidades en su vida. Dos veces en Racing, en Boca, en Europa, en México... Por una u otra razón, su talento latente siempre se vio en pequeñas dosis y esa promesa de crack quedó reducida demasiadas veces a esa imagen de muchacho díscolo que auto boicotea todo ese potencial.


Hace unos días habló por primera vez después de la muerte de su novia y se mostró arrepentido de muchas cosas. Hasta de contestar mal en alguna entrevista en la que le daban un consejo. Y, claro, también lamentó haber dejado ir el tren que una y otra vez pasa a buscarlo por la puerta de su casa para que se suba. Contó su dolor, confesó cómo la muerte cercana lo había tentado también a él, agradeció haber podido apoyarse en su familia para empezar a subir uno por uno los escalones que lo alejaban de ese infierno. Y entre tantas cosas, mirando hacia el futuro, reconoció de nuevo que Boca lo puede.


Después de eso habló Racing: Blanco dijo que el club necesita dinero. Y después de eso también habló Boca: el presidente Ameal, poco propenso a definiciones contundentes cuando se trata de fútbol (la quinta de Román), opinó que 'Centurión es distinto, un excelente jugador'. Y abrió una puerta que hasta hace no mucho estaba cerrada: el propio Ricky se había ocupado de ello. Ahora entran a tallar todas las cuestiones económicas, algo que no es menor nunca y mucho menos en este desgraciado tiempo, pero es una gran noticia que alguien le dé a Centurión otra chance para que pueda redimirse de sus errores. Es una oportunidad futbolística y, por sobre todas las cosas, humana.


Siempre al borde de una genialidad, siempre cerca de desbarrancar como todos los que juegan al límite, Centurión vivió buena parte de sus 27 años haciendo equilibrio igual que cuando gambetea sobre la raya de cal. Tragedias como la que tocó vivir (siempre es una tragedia cuando muere alguien tan joven) son de esos hechos que marcan a fuego la vida de una persona. Seguramente él habría elegido mil millones de veces no sufrirla, pero ahora que no puede cambiar el destino, sí tal vez esté en condiciones de enderezar su futuro. El sabrá dónde apoyarse, dónde inspirarse, de dónde sacar fuerzas para reinventarse. Tal vez crea que tiene que hacerlo porque se lo debe a alguien. Pero más allá de lo que él sienta, se lo debe sobre todo a él mismo.