Tiene 83 años, vive en Estados Unidos desde los 21 y volvió a La Bombonera con el escudo tatuado

Ese joven adulto, que a sus 21 años decidió emigrar a los Estados Unidos en busca de un futuro mejor -una frase tan cliché como real-, nunca claudicó su amor por Boca Juniors, el club al que iba a ver religiosamente cada domingo por medio a la tribuna de Casa Amarilla cuando era adolescente junto a su padre. Y ahora, con 83 septiembres sobre el lomo y un imponente tatuaje en el brazo izquierdo, volvió a la Argentina para reencontrarse con el calor de La Bombonera.

La historia de Rodolfo, inherente a las épocas, no dista demasiado de la de muchos argentinos que no ven un horizonte claro para desarrollarse en su propia tierra. Cuando tenía apenas 21 calendarios, se instaló en los Estados Unidos y construyó un negocio de pulóveres, aunque actualmente se encuentra retirado. A pesar de haber nacido a dos cuadras de la cancha de Huracán, y a 4 kilómetros del Alberto J. Armando, Fito empezó a ir a La Bombonera a los 10 años de la mano de su padre. "Nosotros íbamos a la tribuna en la que hoy está La Doce. Fueron muchos años yendo dos veces por mes al estadio", confiesa en una charla telefónica con TyCSports.com.

Luego de asentarse en Nueva York, construyó una numerosa familia con Elena, su esposa, con quien tuvo tres hijos: Anthony, Amato y Susanna. Fiel a la tradición de lo Amarain, Rodolfo se encargó de que todos los herederos lleven la pasión xeneize en la sangre. "Él, sus hijos y sus nietos no se pierden un solo partido. Pagamos extra (una especie de codificado) para poder verlo", admite Anthony.



Los recuerdos de su etapa como ferviente seguidor del club de la Ribera en la Argentina no demoran en flotar a borbotones. Cuenta que estuvo en una de las finales contra Borussia Mönchengladbach de la Copa Intercontinental 1978, que el Xeneize levantó tras igualar 2-2 en Brandsen 805 y ganar por 3-0 en Alemania. "Todavía conservo la entrada de ese partido", agrega.

Además, demuestra perfectamente su habilidad para los equipos históricos. "Cuando arranqué a ir a La Bombonera, el arquero era (Julio Elías) Musimessi", señala. Si bien fue contemporáneo a la época de Mario Boyé y Silvio Marzolini, dos glorias del club, su jugador preferido es Juan Román Riquelme, actual presidente de la institución y multicampeón en la Era Carlos Bianchi. Tampoco deja de remarcar que vio de cerca el debut de Antonio Ubaldo Rattín en septiembre de 1956, aunque rememoró que, en esos primeros momentos, parecía "medio malo".

El amor de Rodolfo por Boca no pierde vigencia: del tatuaje viral a la vuelta a Brandsen
El nombre de Rodolfo Amarain se viralizó como reguera de pólvora en las redes sociales el 21 de enero del 2021. En plena pandemia de Covid-19, y con 79 años cumplidos cinco meses antes, resolvió hacerse sus dos primeros tatuajes. Uno era, lisa y llanamente, el nombre de su pareja: Elena. Más allá del romántico gesto, el argentino pasó a la fama por haberse tatuado el escudo de Boca en su brazo izquierdo, a la altura del centro del húmero.

“Mi abuelo de 79 años se hizo sus primeros dos tatuajes ayer. Uno para su esposa y el otro, por supuesto, de su equipo favorito, Boca”, escribió su nieto, Daniel, en una publicación que acumuló más de 5 mil retweets y 50 mil likes.

"Es un honor todo lo que me escribieron. Como digo siempre, los amores de mi vida son ella y Boca", comentó, emocionado hasta las lágrimas, en un video acompañado de su cónyuge. Algunos hinchas se animaron a hacer bromas que generaron su carcajada. "Seguro se tatuó Elena para que le den permiso para el de Boca", twitteó uno de ellos, y provocó el estallido de la risa de Fito.

El Amarain más bostero de los Estados Unidos aprovechó el feriado del 19 de febrero por el Día de los Presidentes para visitar el país y reencontrarse con su primer amor. Si bien había vuelto a La Bombonera hace diez años para ver un partido, la Pandemia retrasó los planes de regreso a Brandsen 805. Conmovido, pudo tomarse una foto con el tatuaje que ahora lleva como un emblema de su fanatismo en la piel. La imagen la publicó nuevamente su nieto en Twitter, como una forma de cerrar el círculo viral.

Según deslizó uno de los integrantes de la familia, Fito no estará en la Argentina el próximo 25 de febrero para vivir el Superclásico entre River y Boca en el Monumental. Debe volar a los Estados Unidos por cuestiones personales. Pero, con seguridad absoluta, ese día estará sentado en Nueva York frente al televisor con alguna camiseta azul y oro cerca, aquella que la distancia, ni tampoco el tiempo, pudieron separar de su alma.