El poder de las palabras del Vasco Arruabarrena

Rodolfo Arruabarrena es dueño de un estilo que le hizo muy bien a todo el universo xeneize. Criado en la Ribera, supo calmar la histeria que se generó tras el golpazo por el traspié de Carlos Bianchi. No era sencillo, pero el Vasco bajó los decibeles y le dio una cuota de realidad. No es poco.

Un arranque de año muy alentador no lo marea. Anoche llegó a su octava victoria consecutiva en 2015, pero no dudó en soltar una frase que habla mucho de cómo piensa y qué pretende inocular en su grupo: 'Me pone contento el resultado, pero no me gustó cómo jugó el equipo. El haber ganado no debe tapar el nivel de juego y que tenemos mucho por mejorar'. Esto de ser autocrítico también es parte de la construcción de un proceso. Porque Boca también necesita de estas cuestiones.

Arruabarrena no ocultó nunca su admiración por Carlos Bianchi, de la misma manera que desde sus acciones demuestra que aprendió muchas cosas del Virrey. Comprendió que lo mejor es tener atento y alerta a todo un plantel y hace convivir a figuras como Osvaldo, Gago o Lodeiro. Logró que se identifique el grupo con su idea y tiene claro qué decir y cómo hacerlo. Pero el Vasco mejoró la versión. Eso no implica que él tenga los mismos resultados de uno de sus maestros: eso parece casi imposible. Lo que sí está claro, es que el DT de Boca leyó bien el contexto, tiene un discurso real y busca las mejores opciones para inocular su ADN.

No tiene medias tintas, no es una postura. No se expresó ayer disconforme por el juego por demagogia, porque no le tembló la voz a Arruabarrena cuando tuvo que decir públicamente que Andrés Chávez debía revisar sus actitudes, tras ver la roja ante Vélez por la clasificación a la Copa Libertadores. De la misma manera que no dudó en decir que debían bajar las revoluciones Erbes y Marín después de que fueron expulsados ante Racing en el verano. 'Nos tienen que pegar a nosotros y que sean expulsados los rivales'. Y tuvo la misma postura reprobatoria ante la reacción inexplicable de Orion, que dejó a Boca con un futbolista menos en el juego ante Temperley. No le importaron la experiencia ni la ascendencia: el DT es concreto en lo que pretende para plantel.

También demostró una gran pericia para manejar situaciones incómodas, porque cuando fue consultado acerca de las últimas versiones que vinculaban a sus jugadores con cuestiones extrafutbolísticas, el Vasco supo muy bien cómo desactivar cualquier tipo de exposición: 'Yo hablo de cuestiones deportivas, los rumores no me interesan. El jugador de Boca y este plantel sabe que tiene que ser profesional y parecerlo. Eso lo tenemos bien claro. Me preocupa que dentro de la cancha esté a la altura de Boca y que la gente se sienta identificada con el equipo'.

Rodolfo Arruabarrena conoce el valor de la palabra y las suyas le hacen bien a Boca.