SAMPAOLI

Las costillas de Sampaoli

Las costillas de Sampaoli
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¿Cuánto sabes de Riquelme?

El nunca más al doble cinco batallador duró apenas un partido.

Tres meses calendario.

Solo un amistoso sin riesgos ante Haití en tiempos de selección. Entre el desastre de Madrid y la frustración en Moscú probó otras opciones, le dio aire a Lo Celso y tomó forma esa máxima personal de que a un equipo lo define el mediocentro. Ante Islandia, Mascherano y Biglia conformaron una dupla que se desarmó a los 53 minutos. Con un rival replegado, uno de los dos sobraba. Motivo suficiente para buscar un conector, alguien que traslade y pueda acompañar a Messi en la zona de definición. El elegido fue Banega, ideal desde las condiciones, pero bajo la lupa porque llegó al estadio de Spartak con solo dos entrenamientos a cuesta en los últimos diez días. El lesionado pasó a ser el revulsivo. Lo Celso, reinventado en esa posición en PSG, siguió el partido desde el banco.

El Mundial no perdona. Puede potenciar o sentenciar. Si hasta el viernes todo era planificación y criterio, en la noche del sábado aquello mutó en incógnitas. El vértigo logra que no importe si en tres días el equipo logra dar la cara ante Croacia. Las costillas de Sampaoli se están contando desde el instante en el que Messi bajó la cabeza, se quitó la cinta de capitán y se llevó las manos a la cara para ocultar la impotencia.

Las explicaciones cruzan todas las líneas. Los por qué de 'Willy' Caballero, Rojo, Biglia o Ángel Di María se escuchan desde Buenos Aires hasta Moscú. Y queda en el aire un por qué mayor por Dybala. ¿No es acaso uno de los jugadores más técnicos del plantel? En la carrera por un lugar no lo favorece el orden de cosas: es el tercero entre los '9', por detrás de Agüero e Higuaín, y el segundo detrás de Messi. Algo así como el primero de los mortales. 'Me hubiera gustado ver a Dybala', dijo Sampaoli en la noche de la despedida ante los haitianos. El cordobés no tuvo suerte: no entró en la consideración en ninguno de los seis cambios.

Sampaoli se mueve entre sus propias contradicciones y así puede probar y volver a probar. Escribir y reescribir. Borrar con la mano lo que ayer escribió con el codo, diría Andrés Calamaro. El Mauro Icardi 'centro delantero de jerarquía internacional' que significaba un gesto de autoridad frente al vestuario reparte sus vacaciones del verano 2018 entre Sudáfrica y Nueva York. La idea de Dybala como complemento de Messi empezó a perder fuerza cuando el propio delantero de la Juve intentó explicar 'lo difícil que es jugar con Leo'. El mismo entrenador dijo después que pensaba que Dybala era jugador top, pero que o no supieron ubicarlo o él no se adaptó a una idea totalmente diferente a la de su club. Idénticas situaciones vivieron sus 'preferidos' Paredes, Guido Pizarro o Joaquín Correa. La línea de tres pasó a ser de cuatro, o de dos. Salvio, de buen rendimiento el sábado, se transformó en un delantero que ahora se mueve como lateral por la derecha, el lugar en el que estaba apuntado Mercado, defensor central en la cabeza del entrenador. El caso de Sergio Romero, con una desafectación que tuvo su réplica mediática, dejó preguntas sin responder.

La visita a Nizhny Nóvgorod será el partido número 13 de Sampaoli al frente de la selección argentina en un año y tres semanas en el cargo. Nunca repitió el mismo equipo en los 12 encuentros anteriores. Y todo indica que no lo hará en el próximo. Cristian Pavón aparece en los bocetos del plan para este jueves, pero eso significaría un golpe sobre la mesa histórica. Maniobrar para reaccionar en un Mundial en el que los favoritos sienten el rigor. España, Alemania y Brasil saben de qué se trata. Croacia volverá a exponer a un Sampaoli que debe tomar nota para corregir errores y levantar la cabeza. Un partido que se transformó en una final innecesariamente anticipada.

'Mi gusto personal va a quedar de lado por las capacidades y las necesidades que tiene este equipo', explicó Jorge Sampaoli en la conferencia de prensa previa. Una traición con sólidos argumentos, pero que pocos entendieron por la característica del rival. 'Si atajaba Caballero o yo, era lo mismo', lanzó ayer el siempre ácido José Mourinho. La manera más simple de resumir el empate del sábado pasado. Islandia no atacó en el segundo tiempo y se replegó con los once jugadores detrás de la línea de la pelota.

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