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RIQUELME

VIDEO: Mirá el caño de Messi a lo Riquelme
El partido se resume en tres gestos: los dos primeros fueron de Guardiola, que ocupó su localidad de socio y ejerció de tal, disfrutando como cuando era recogepelotas en el Camp Nou.
Comprendo la espontaneidad y el sentimiento aflorando, viendo bordarlo a Messi y al equipo de su corazón en el primer tiempo. A Pep se le escapó un aplauso, propio de un gran culé, pero debatible para el actual técnico de un rival azulgrana en esta competición como el Bayern.
Supongo que en Munich se hablará lo suyo de su reacción. Por hacer un paralelismo con matices, no me imagino a Del Bosque aplaudiendo un gol del Madrid en el próximo Clásico, amparado en su condición de madridista.
Luego vino su segundo gesto, echándose las manos a la cara, no pudiéndose creer lo que había pasado junto a la línea de banda tras el tercer gesto, éste dentro del campo, el ‘eurotúnel’ de Messi a Milner. Pep reaccionó como todo el Camp Nou a uno de esos caños que quedan en la retina para siempre, como aquel de Juan Román Riquelme, con Boca, también pegado a la línea, pero de tacón. Si en Eibar reapareció el Messi de la PlayStation, ante el Manchester City, con el mundo mirando a Barcelona, Messi volvió al potrero. Se disfrazó de niño, tiró caños y pases de todos los colores y sabores. Con la lámpara bien frotada, el ‘genio’ tiró de ese repertorio inagotable, que nunca deja de sorprender. Llega al Clásico con todas las luces encendidas. Ya sabemos de una bolita que seguro no quiere Pep en el bombo del próximo viernes…
Luego vino su segundo gesto, echándose las manos a la cara, no pudiéndose creer lo que había pasado junto a la línea de banda tras el tercer gesto, éste dentro del campo, el ‘eurotúnel’ de Messi a Milner. Pep reaccionó como todo el Camp Nou a uno de esos caños que quedan en la retina para siempre, como aquel de Juan Román Riquelme, con Boca, también pegado a la línea, pero de tacón. Si en Eibar reapareció el Messi de la PlayStation, ante el Manchester City, con el mundo mirando a Barcelona, Messi volvió al potrero. Se disfrazó de niño, tiró caños y pases de todos los colores y sabores. Con la lámpara bien frotada, el ‘genio’ tiró de ese repertorio inagotable, que nunca deja de sorprender. Llega al Clásico con todas las luces encendidas. Ya sabemos de una bolita que seguro no quiere Pep en el bombo del próximo viernes…
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