La joya de Boca que fue bendecida por Riquelme y podría irse en este mercado de pases

Vestir la N°10 de Boca no es para cualquier futbolista. Ya sea en la Primera o en las Inferiores. Se necesita coraje, sacrificio y talento. Tres condiciones que reúne Vicente Taborda, la figura de la Reserva azul y oro que no viene teniendo protagonismo con Sebastián Battaglia y podría irse del club en este mercado de pases.

El enganche juvenil, que se adaptó a esa posición por pedido de Hugo Ibarra (anteriormente jugaba como extremo o delantero), tiene varias ofertas de la máxima categoría del fútbol argentino y hay serias chances de que se marche del Xeneize para buscar protagonismo en otro equipo.

Más allá de ser una pieza clave en la estructura del Negro, y haber tenido la “bendición” de Juan Román Riquelme tiempo atrás, la joya de Gualeguaychú apenas disputó tres partidos en la Primera de Boca: debutó ante Banfield y luego se midió contra San Lorenzo en julio del 2021, cuando el plantel que por aquel entonces dirigía Miguel Ángel Russo tuvo que aislarse en un hotel de Buenos Aires tras protagonizar una escandalosa eliminación de la Copa Libertadores a manos de Atlético Mineiro. Meses más tarde también dijo presente en el choque con Gimnasia en La Bombonera.



A partir de ahí, siguió forjando su juego en la Reserva y levantó dos títulos en el cierre del año pasado. La actual superpoblación de volantes en el plantel profesional deja a la sombra a Taborda, quien no ve con malos ojos cambiar de aire y foguearse con otra camiseta, tal como ocurrió con su excompañero Ezequiel Equi Fernández en Tigre.

La historia de Vicente Taborda, la joya de Boca bendecida por Riquelme que podría irse

El oriundo de Gualeguaychú, Entre Ríos, llegó a la institución hace más de una década. Fue descubierto por Norberto Madurga y Roberto Madoery, quienes trabajaban en el área de captación con Horacio García, y que habían viajado para poder hacer pruebas con chicos de la categoría "98. Sin embargo, los rumores sobre una futura promesa de 2001 los llamaron, y organizaron un partido un picado en una canchita para poder verlo.

Apenas lo vieron se dieron cuenta que había algo especial. “Tenía goles, gambeta, técnica”, recuerda Madoery. Y recuerda una pisada entre tres pibes más grandes que fue lo que terminó de convencerlo. Aunque no era la edad que habían ido a buscar, decidieron anotarlo.



Fue uno de sus primeros días que tuvo su primer cruce con Riquelme. Como le dolía la panza lo dejaron en un costado. Y fue entonces cuando apareció el Diez y en un gesto paternal buscó darle ánimo: “Vos vas a ser bueno porque tenés unas patas muy grandes”. Más de una década después, Román, ahora en su función como dirigente, lo aplaudió desde el palco del Florencio Sola.

El camino de Taborda en Boca también tuvo sinsabores. Jugó de enganche, de delantero y de extremo. Más de una vez pensó en irse del club, relegado en la consideración del director técnico de turno. Esa idea le retumba en las sienes por estos días, aunque sabe que no será un adiós definitivo: piensa sumar confianza y minutos en otro club, y volver cuando el Xeneize lo necesite.