

Riquelme: Función baja
El Topo Gigio, goleador en la segunda Era de Basile, pasó desapercibido ante los ecuatorianos y se lo notó bastante eclipsado por la companía de Verón.
En la semana previa al partido de ayer Alfio Basile, por enésima vez, subrayó que era su jugador. El indiscutido. Que si no había problemas físicos, él siempre jugaba. Era él y diez más. Igual que en su Boca amado. Tal cual hace su técnico de todos los días, Carlos Ischia. Pero las similitudes parecen morir en eso. Porque más allá de un par de buenos goles de tiro libre en estas Eliminatorias, de haber tenido una buena Copa América en Venezuela y ser el goleador en esta segunda Era del Coco como DT de la albiceleste con nueve tantos, parece estar en deuda. Quizá si nos remontamos a su actuación en el último Mundial de Alemania, se podría decir que sigue en déficit. Ante Ecuador, volvió a dar otro motivo para no ser 'indiscutido' como lo califica-elogia Basile. En el día del padre, se portó mal con sus tres hijos (Florencia, Agustín y Lola) pues el Topo Gigio tuvo una pobre labor. Una función baja...
Cuesta entender que Román no pueda jugar como lo hace en Boca en la selección. Pero, salvo algunos partidos donde se comparan los buenos rendimientos, con la Argentina la historia para él resulta distinta. Ayer, pasó desapercibido. Y no es una metáfora. Recién cuando Ecuador se fue arriba en el marcador y daba el golpe más importante de su historia en Eliminatorias consiguiendo el primer triunfo en nuestro país, trató de agarrar la 'manija' del equipo. Si en medio de la desesperación, hizo un lateral casi en campo propio. Una muestra de todo el desorden nacional que tanto lo perjudica. En ese enredo, ningún jugador sale más desfavorecido que él. Porque con Verón al lado, Riquelme no es Riquelme. Por razones de carácter, lo más probable, o futbolísticas no le encuentra la vuelta para ser el 10 que Basile pretende tener en el ex Villarreal. Con la pelota detenida tampoco mostró destellos de su técnica. Ejecutó un par de tiros libres, que otras veces terminaron en la red, y anoche fueron a parar a los carteles de publicidad.
No faltarán las comparaciones de él en cancha y sin él en cancha. El recuerdo del partido amistoso hace una semana en Estados Unidos ante México (victoria 4-1) lo desfavorecen. Ese día el equipo 'anduvo a mil', aunque tuvo la precisión exacta en los metros finales para sacar provecho a las ventajas rivales. Ayer, con Román en el césped la Argentina jugó a un mismo ritmo. Cansino. Desgarbado. Anodino. Sólo Messi se cargaba la mochila que justamente debe tener Riquelme, mucho más curtido en batallas que la Pulga.
Lo que debió ser un domingo feliz, lejos estuvo de concretarse. La discusión de Román sí o Román no se volvió a abrir. Pese a que para Basile, sea él y diez más.