Boca no volverá hasta encontrar otro Riquelme

Digo un jugador que sea aquel al que darle la pelota y saber que va a ser capaz de cualquier cosa. Desde dar un pase entre líneas al delantero que lo deje en boca de gol hasta un regate imposible que levante del asiento a los que están sentados y haga enloquecer al que lo ve de pie en la tribuna.

Ese es quizá el principal problema por el que Boca no triunfa más si cabe y por lo que en la Copa Libertadores no se ha llegado a escribir el nombre entre los campeones, además de una falta de proyecto sólido en las últimas temporadas, que, sumado al éxito de River Plate, ha hecho más que se haga más significativo todavía.

Boca lo intentó con diferentes jugadores en el centro del campo, pero ninguno llega a ser, ya no el jugador que fue Riquelme, que dejó el nivel por las nubes, sino la figura que suponía Román en el juego del equipo. El xeneize necesita un jugador referencia en el centro del campo. Alguien que sea capaz de hacer bajar el balón al suelo y darle sentido al juego de Boca.

El ejemplo más claro está en el partido de vuelta de las semifinales de la Copa Libertadores frente a River Plate. Boca lo peleó, lo dio todo, lo intentó hasta el último suspiro, pero aún así, faltó algo. Se podría poner el ejemplo de Manu Ginóbili: “Nos enloquecimos en nuestro afán de ganarlo con coraje y todo eso. Y eso pasa habitualmente en nuestro país, que creemos que todo se gana con huevos. Y no, se gana jugando bien. Después le tienes que agregar huevos y coraje”.

Boca necesita inyectarse estas palabras en la sangre. El equipo, año tras año, se ha hartado a intentar sacar las cosas con coraje, con huevos, apelando al sentimiento por el escudo, pero hay que calmar toda esas esas sensaciones, todo ese entusiasmo y añadirle buen juego.

En los últimos años, los referentes en la plantilla xeneize han sido delanteros o porteros, e incluso algún pivote, pero no un centrocampista creador. Y ese es el principal problema de Boca.