Riquelme-Bianchi: Cada uno por su lado
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RIQUELME
date 26/07/2014

Riquelme-Bianchi: Cada uno por su lado

El entrenador y el futbolista ya no son amigos. Los motivos de una discusión que comenzó con la pelea entre Orión y Ledesma. El papel de Daniel Angelici y el contrato en negro.

No hay posibilidad de arreglo. Por lo menos en el corto plazo. Más allá de la relación que mantuvieron durante muchos años, esta vez la situación se modificó. Todo por una cuestión de dinero y de gestos que se dieron en los últimos tiempos.

Lo cierto es que la excelente amistad que el entrenador de Boca, Carlos Bianchi, mantenía con el ídolo del club, Juan Román Riquelme, se quebró. Y será difícil que vuelva a ser lo que fue, aunque en el reino de la pelota todo es factible. Todo se dio en el marco de la continuidad del astro, que se truncó, en el primer equipo xeneize. Ahora ya fue. La mudanza de entidad sucedió y el corte entre ambos también, indica revista Veintitrés. De a poco la relación entre Carlos Bianchi y Juan Román Riquelme se fue desgastando. Todo se inició, en realidad, cuando discutieron muy fuerte, en el vestuario y con trompadas de por medio, el arquero Agustín Orión y el volante Pablo Ledesma. En aquella oportunidad, en marzo pasado, el mediocampista y muy amigo de Román acusó al número uno del plantel de ser buchón de la prensa con cuestiones que sucedían en la intimidad del equipo. Fue en ese momento cuando Riquelme miró a los ojos al director técnico y le pidió que hiciera algo al respecto. En realidad, la intención del futbolista y de sus allegados era la de correr al ex jugador de San Lorenzo de la formación titular. Sin embargo, Orión siguió en su puesto. No sólo eso, sino que al poco tiempo Bianchi admitió que el arquero era uno de sus elegidos para la próxima temporada. Pero a medida que pasaron los días, las largas charlas entre el Virrey y el enganche ya no eran tan profundas y extensas. Los resultados positivos en los partidos del Clausura le dieron algo de tranquilidad a la convivencia, pero no fue por mucho tiempo. Finalizó el certamen y la continuidad de Riquelme ya comenzaba a ser una cuestión de Estado en la institución que conduce Daniel Angelici. Y fue en el medio de la negociación que estalló la crisis.

Como el futbolista no firmaba su contrato nuevo, decidió, junto a su abogado Daniel Bolotnicoff, no presentarse a iniciar la pretemporada con el resto del plantel. Igual actitud había tomado el año pasado, pero el acuerdo, en 2013, llegó y finalmente comenzó a jugar. En Boca, el primero en enterarse que Riquelme no iba a comenzar a trabajar fue el propio Bianchi, quien le sugirió que lo hiciera. Ya esa opinión no cayó bien al jugador. Mucho menos cuando leyó que el entrenador estaba preocupado por los refuerzos y por el nombre que apareció en los medios que tienen buena relación con Bianchi. Ese nombre era el de Andrés Chávez, volante de Banfield y quien suele hacer el mismo trabajo que Riquelme.

“Bianchi no lo bancó”, soltó hace unos días Clemente Rodríguez, amigo de Román y quien habló por boca del astro. Así se inició el derrumbe de una amistad. Tampoco el entrenador, según los ojos del entorno de Riquelme, mostró demasiado interés en mantener a Riquelme entre sus dirigidos. El desgaste ya era notorio y ninguno de los dos quería ocultarlo.

“Que haga lo que quiera”, soltó un Bianchi molesto a uno de sus allegados del cuerpo técnico. Riquelme lo hizo. Angelici, mientras veía que no avanzaba el acuerdo, tomaba envión para darle un punto final a la presencia de Román en la Bombonera. Cuando comenzó la negociación por renovarle el contrato al futbolista, el presidente de la entidad le ofreció 1,2 millones de dólares por 12 meses de contrato, mientras que Román pedía 2 millones de dólares por el mismo período. Boca no sólo no subió la oferta, sino que avisó que pagaría el sueldo en pesos y al cambio oficial, al día del depósito. Riquelme, en tanto, solicitaba que el monto, en caso de llegar a un acuerdo, se abonara a la cotización del dólar blue. Entre palabra y palabra, uno de los integrantes de la comisión directiva dijo que era imposible realizar esa operación, ya que con esa modalidad Boca podría cometer una irregularidad en el pago de sueldos, debido a que en ningún contrato se puede abonar con un dólar negro, ya que para el mercado cambiario oficial esa cotización no existe.

Riquelme, de 36 años, pretendía sellar el acuerdo y retirarse en Boca. De esta manera, deberá esperar que Angelici pierda en las próximas elecciones y regresar dentro de un año y medio y despedirse del fútbol con los colores azul y amarillo.

Así se fue dando el corte en la amistad. De a poco Riquelme empezó a analizar las propuestas que tenía de otros clubes y fue Claudio Borghi, entrenador de Argentinos Juniors, quien lo sedujo para que se mudara a La Paternal. Frente a este panorama, Riquelme observó que su presencia en Boca ya no sería la misma. Siempre supo que las autoridades de la institución, salvo alguna excepción, no lo querían y que su respaldo frente a los dirigentes tampoco le respondía como él lo deseaba. Bianchi, en tanto, notó que el futbolista pretendía controlar todo y que de esa forma podía haber más complicaciones en la convivencia. De esa manera se cortó la cuerda.

La presentación del astro fue algo inusual para el planeta de Argentinos Juniors, club que jugará en la B Nacional y que pretende ascender a fin de año debido a que la nueva modalidad del certamen de primera división, con 30 equipos, permitirá subir a diez conjuntos, en lugar de tres. Durante la presentación oficial del ídolo, todas las miradas apuntaban a una expresión suya sobre la relación con el Virrey. “De Bianchi no voy a hablar. A partir de ahora el mejor técnico es Borghi”. Riquelme mantendrá un contrato con su actual club por 18 meses y cobrará un 40 por ciento menos de lo que pretendía pagarle Angelici en Boca. Su pase no fue por una cuestión de dinero, ya que el Sport Recife de Brasil le ofreció un contrato de 350 mil dólares mensuales, que finalmente rechazó.

El volante regresa a la casa que lo vio nacer en el fútbol. De allí, hace 18 años, partió a Boca cuando el entrenador era Carlos Bilardo y el presidente Mauricio Macri. Con el primero mantiene una relación cordial y con el segundo un rechazo permanente. Lo mismo le sucede con Angelici. Ahora tiene la posibilidad de demostrar que está en condiciones de jugar y que el cambio de camiseta no es un inconveniente para tratar la pelota como sabe. Las cuestiones extrafutbolísticas fueron las más importantes en estos días. De a poco el tablero se va acomodando y Riquelme tendrá en sus pies la oportunidad de seguir destilando talento. Boca, por ahora, quedó atrás y Argentinos, por delante. Es posible que Bianchi y Riquelme se junten en algún momento. Hoy, la distancia entre ambos es abismal. Una foto en la cual no entran los dos.



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