RIQUELME
Barros Schelotto, candidato a DT de Boca: cómo evolucionó su vínculo con Riquelme
Guillermo es el favorito de la gente y no tiene trabajo. Si bien está en la lista de buscados del Consejo de Fútbol, Román mantuvo algún cortocircuito con él en el pasado, aunque hoy guardan una relación cordial.
El deseo de algunos hinchas de Boca, hoy por hoy, es que Juan Román Riquelme brinde una conferencia de prensa en los próximos días junto con Guillermo Barros Schelotto para anunciarlo como nuevo entrenador del club. Lo que parecía una utopía, tampoco está a años luz de convertirse en una realidad. Si bien el que pica en punta sería Fernando Gago, el Mellizo no puede ser descartado, porque estaría dispuesto a sentarse a dialogar si se cumplen determinadas condiciones. Además, el presidente del Xeneize guarda una antigua relación con Chapita, que atravesó algunos idas y vueltas, pero que actualmente goza de mucha calma.
Barros Schelotto y el Torero se conocieron hace 27 años, cuando el platense se convirtió en jugador del cuadro de la Ribera luego de romperla en Gimnasia. En ese momento, el enganche recién comenzaba a mostrar los destellos de su magia. Meses más tarde, Diego Armando Maradona le pasaría la batuta durante un Superclásico contra River y le dejaría la legendaria camiseta número 10, después de anunciar su retiro de la actividad profesional.
Aquel Boca bicampeón -invicto en el Apertura 1998- volaba de la mano de los enganches y pases de Riquelme, los centros de Guillermo y los goles de Martín Palermo. Era el amanecer de la etapa de Carlos Bianchi, en la que ambos estamparían su nombre en el paredón de la idolatría de Brandsen 805. Ganaron tres Copas Libertadores (levantarían otra en 2007 con Miguel Ángel Russo) y dos Intercontinentales, hitos imborrables en la historia del club.
"Guillermo es una persona muy importante para todos los hinchas. Y para mí, como jugador de fútbol, fue un placer. Fue un futbolista muy inteligente, vivo y que hacía enojar mucho a los contrarios. Sacaba pases, porque no eran centros, sin mirar, con la zurda o la derecha", recordaba el mediocampista, ya en la segunda década del Siglo XXI. Si bien siempre se lo relacionó con Martín Palermo, el Mellizo no tenía problemas públicos con Román, quien guardaba una relación fraternal con Marcelo Delgado, su competidor en el puesto. De hecho, fue muy sentido el abrazo que se dieron en el último partido de GBS con la camiseta azul y oro en 2007.
Sin embargo, el primer conflicto llegó en diciembre de 2010, cuando Barros Schelotto ya no jugaba en Boca y se animó a cargar contra la salud física de Riquelme al declarar que "le sorprendía la cantidad de lesiones que sufría". Caliente, el Diez contestó: "No me pareció bien. Solo tuve una lesión en la rodilla. No es que me desgarré siete veces en un año (sobre el final de su etapa en Boca). Si me pasara eso, ahí sí me preocuparía y empezaría a pensar qué me pasa fuera del fútbol, si tengo problemas con un hermano, con un amigo, si no estoy durmiendo bien... No tengo de qué preocuparme más que curarme". En este sentido, remató con una frase contundente: "Con él tengo una relación normal, fuimos compañeros y pasamos buenos momentos en el club. Debería tener un poco más de cuidado cuando opina".
El contrataque no demoró en aparecer en los medios de comunicación. "Yo no debo aclarar nada. Nunca tuve una discusión con él fuera del campo de juego y no me interesa tenerla", soltó el Mellizo sobre lo que había dicho Román. No obstante, sellaron un gesto de perdón en 2013, el día que Guillermo regresó a La Bombonera cuando dirigíaa Lanús y se saludó con el entonces capitán del Xeneize.
Tras su exitoso paso por el Granate, Barros Schelotto fue elegido para ser el sucesor de Rodolfo Arruabarrena, que había sucumbido ante las sucesivas eliminaciones internacionales a manos de River. Consiguió levantar dos títulos locales al hilo, pero también sufrió las dos finales perdidas contra su eterno rival en 2018, además de la sorpresiva caída ante Independiente del Valle en la semifinal de la Copa Libertadores 2016.
Riquelme, que en esos años era muy crítico con la gestión de Daniel Angelici, bancó su estadía como entrenador en varias ocasiones, al punto de decirle al otrora presidente que le renovara su contrato públicamente. La primera bala salió recién después de un 2-0 en La Bombonera, con goles de Gonzalo Pity Martínez e Ignacio Scocco. "Boca deberá encontrarle una vuelta a la forma que juega el entrenador de River, que se defiende y lo ataca de contragolpe. Es un tema del entrenador y los muchachos. Si el otro equipo defiende, el entrenador no puede salir a quejarse de que se defendieron. Tiene que encontrarle la manera de jugarle".
El último capítulo de la novela data de junio del año pasado. El exdelantero fue invitado a la despedida del Diez y confirmó su presencia a través de un video, pero después no pudo estar por un compromiso familiar urgente. En cambio, apareció su hermano y ayudante de campo, Gustavo, a quien se lo vio muy cercano al actual mandamás. ¿Continuará?
Aquel Boca bicampeón -invicto en el Apertura 1998- volaba de la mano de los enganches y pases de Riquelme, los centros de Guillermo y los goles de Martín Palermo. Era el amanecer de la etapa de Carlos Bianchi, en la que ambos estamparían su nombre en el paredón de la idolatría de Brandsen 805. Ganaron tres Copas Libertadores (levantarían otra en 2007 con Miguel Ángel Russo) y dos Intercontinentales, hitos imborrables en la historia del club.
"Guillermo es una persona muy importante para todos los hinchas. Y para mí, como jugador de fútbol, fue un placer. Fue un futbolista muy inteligente, vivo y que hacía enojar mucho a los contrarios. Sacaba pases, porque no eran centros, sin mirar, con la zurda o la derecha", recordaba el mediocampista, ya en la segunda década del Siglo XXI. Si bien siempre se lo relacionó con Martín Palermo, el Mellizo no tenía problemas públicos con Román, quien guardaba una relación fraternal con Marcelo Delgado, su competidor en el puesto. De hecho, fue muy sentido el abrazo que se dieron en el último partido de GBS con la camiseta azul y oro en 2007.
Sin embargo, el primer conflicto llegó en diciembre de 2010, cuando Barros Schelotto ya no jugaba en Boca y se animó a cargar contra la salud física de Riquelme al declarar que "le sorprendía la cantidad de lesiones que sufría". Caliente, el Diez contestó: "No me pareció bien. Solo tuve una lesión en la rodilla. No es que me desgarré siete veces en un año (sobre el final de su etapa en Boca). Si me pasara eso, ahí sí me preocuparía y empezaría a pensar qué me pasa fuera del fútbol, si tengo problemas con un hermano, con un amigo, si no estoy durmiendo bien... No tengo de qué preocuparme más que curarme". En este sentido, remató con una frase contundente: "Con él tengo una relación normal, fuimos compañeros y pasamos buenos momentos en el club. Debería tener un poco más de cuidado cuando opina".
El contrataque no demoró en aparecer en los medios de comunicación. "Yo no debo aclarar nada. Nunca tuve una discusión con él fuera del campo de juego y no me interesa tenerla", soltó el Mellizo sobre lo que había dicho Román. No obstante, sellaron un gesto de perdón en 2013, el día que Guillermo regresó a La Bombonera cuando dirigíaa Lanús y se saludó con el entonces capitán del Xeneize.
Tras su exitoso paso por el Granate, Barros Schelotto fue elegido para ser el sucesor de Rodolfo Arruabarrena, que había sucumbido ante las sucesivas eliminaciones internacionales a manos de River. Consiguió levantar dos títulos locales al hilo, pero también sufrió las dos finales perdidas contra su eterno rival en 2018, además de la sorpresiva caída ante Independiente del Valle en la semifinal de la Copa Libertadores 2016.
Riquelme, que en esos años era muy crítico con la gestión de Daniel Angelici, bancó su estadía como entrenador en varias ocasiones, al punto de decirle al otrora presidente que le renovara su contrato públicamente. La primera bala salió recién después de un 2-0 en La Bombonera, con goles de Gonzalo Pity Martínez e Ignacio Scocco. "Boca deberá encontrarle una vuelta a la forma que juega el entrenador de River, que se defiende y lo ataca de contragolpe. Es un tema del entrenador y los muchachos. Si el otro equipo defiende, el entrenador no puede salir a quejarse de que se defendieron. Tiene que encontrarle la manera de jugarle".
El último capítulo de la novela data de junio del año pasado. El exdelantero fue invitado a la despedida del Diez y confirmó su presencia a través de un video, pero después no pudo estar por un compromiso familiar urgente. En cambio, apareció su hermano y ayudante de campo, Gustavo, a quien se lo vio muy cercano al actual mandamás. ¿Continuará?
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