Maradona siempre está

El tipo sube, recorre algunos metros a gran velocidad en línea recta, cae vertiginosamente, parece que se va estrellar contra el piso, pero se reacomoda y otra vez arriba, abajo, arriba, para alimentar el mito del eterno retorno. Una curiosidad de su paso por la selección argentina (2008-2010) es ese todo o nada que lo ha caracterizado siempre: sus equipos nunca empataron. Jugaron 24 partidos, ganaron 18 y perdieron 6. Todo o nada. Esos 54 puntos sobre 73 posibles dejan un promedio del 75 por ciento, el mejor de todos los DT de Argentina desde Menotti para acá. Comparemos: Sampaoli, 40 por ciento; Bauza, 45,8 por ciento; Bilardo, 51,9 por ciento; Batista, 58,8; Basile, 59,5 por ciento; Pekerman, 60,4; Passarella, 64,1; Menotti, 65,4; Bielsa, 69,6; Sabella 71,5, y Martino, 73,5. Naturalmente los números sacados de contexto pueden dejar ideas falsas de la verdadera eficacia. En la memoria colectiva de la gestión de Diego al frente del equipo albiceleste se destacan dos luces rojas que parecen derribar todos los castillos: el 4-0 contra Alemania, en los cuartos de final de Sudáfrica, y el 6-1 contra Bolivia, en La Paz, en las eliminatorias. Y por otro lado se recuerda la palomita tras el gol de Palermo bajo la lluvia contra Perú y el desahogo (“Vos la tenés adentro”) después de la clasificación para el Mundial contra Uruguay en el Centenario.

Los números de Maradona no son tan buenos en los equipos que dirigió antes de llegar a la Selección, es decir Mandiyú (25 por ciento) y Racing (36 por ciento), pero mejoran en Emiratos Arabes (52 por ciento en el Al Wasl y 72 por ciento en Al Fujairah), aunque casi no tuvo ninguna resonancia lo que producían sus equipos en aquel lejano país. Con su incorporación a Dorados de Sinaloa, de la segunda división de México, el Diego volvió a los primeros planos en todos los medios sudamericanos. Agarró un equipo en el fondo de la tabla, ganó el primer partido por 4 a 1 y en un fenomenal envión llegó hasta la final del Torneo Apertura de la B mexicana. En el duelo decisivo le ganó 1 a 0 al Atlético San Luis en el partido de ida y perdió en la revancha por 4 a 2. Tendrá una nueva oportunidad en el próximo torneo si, como espera, renueva su contrato. El salto hacia atrás de la selección argentina a equipos de nivel ha sido muy grande, pero su carisma, su historia y todo lo que aprendió con los técnicos que lo dirigieron (Menotti, Bilardo y Basile, entre otros) le siguen abriendo puertas. Alguna vez, hace muchos años, en una de sus tantas recaídas, un médico cardiólogo dejó una definición tremenda: “Maradona anda con un certificado de defunción en el bolsillo”, dijo. Pero ahí anda el hombre, resurgiendo una y otra vez. También como entrenador.