La gira maratónica de Boca en la que Maradona cautivó a Japón

Los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 tuvieron su ceremonia inaugural el 23 de julio en el Nuevo Estadio Nacional que fue construido sobre las ruinas del viejo recinto, demolido en 2015.

Aquel templo se llevó consigo la nostalgia del fútbol argentino porque son varios los equipos que se consagraron campeones del mundo en ese escenario. Independiente, Vélez, River y Boca integran la exclusiva lista. Sin embargo, también regaló historias mucho menos conocidas. Una de ellas involucra al Xeneize que en 1982 participó de una exótica gira por todo el mundo y terminó jugando tres partidos ante el seleccionado japonés en tan solo nueve días y con un Diego Maradona en su esplendor.

La Argentina atravesaba la última dictadura militar y padecía una debacle económica provocada por la disparada del precio del dólar y una inflación galopante. Boca, que el año anterior había sido campeón del Metropolitano, no era ajeno a la situación del país y empezaba a mostrar los primeros signos de la crisis que lo llevaría a tocar fondo en 1984. Por ese motivo, el club decidió realizar una gira por los destinos más remotos en la que pasó por 6 países en un lapso de 21 días a lo largo de enero.

La primera parada de aquel conjunto que conducía Vladislao Cap, quién había asumido tras la salida de Silvio Marzolini, fue Estados Unidos para enfrentar a El Salvador en Los Ángeles. Luego de un triunfo, la delegación enfiló para Asia. Derrotó al Seiko en Hong Kong, repitió ante Selangor en Kuala Lumpur, capital de Malasia, con goles de Carlos Córdoba y Maradona, y por último aterrizó en Japón donde lo esperaban tres amistosos con el seleccionado local.

Aquel plantel contaba con jugadores de renombre como Hugo Orlando Gatti, Roberto Mouzo, Marcelo Trobbiani, Ariel Krasouski y Hugo Perotti, más algunos juveniles que luego serían grandes figuras, como Ricardo Gareca y Oscar Ruggeri. Sin embargo, la sola presencia de Maradona revolucionó al pueblo nipón. Si bien al Diez le quedaban varios hitos por lograr en su incipiente carrera, tres años antes había dado la primera muestra de lo que sería como futbolista cuando justamente en aquellas tierras se coronó campeón del mundo Sub 20. El pueblo japonés sabía que se trataba de alguien fuera de lo común, por eso los entrenamientos y partidos del Xeneize transcurrieron bajo las miradas de varios curiosos que se acercaban para ver al Diez.

El primer encuentro de la trilogía ante los nipones fue el sábado 16 de enero. El conjunto argentino igualó 1-1 con el seleccionado local en el antiguo Estadio Nacional. Ruggeri convirtió para el Xeneize a los 17 minutos del primer tiempo y sobre el final de la primera etapa Takeshi Koshida decretó el empate.

El miércoles siguiente Boca saltó nuevamente a la cancha aunque esta vez el encuentro fue en la ciudad de Kobe y ante un equipo B de Japón. Para sorpresa del elenco argentino, los asiáticos se pusieron rápido en ventaja. A los 18, Kimura, de tiro libre, hizo el primero y 10 minutos más tarde Nomura estiró la ventaja. Sin embargo, los dirigidos por Cap lo dieron vuelta de la mano del hombre a quien todos habían ido a ver.



Aquel día, Pelusa festejó por duplicado. Primero descontó a los 4 minutos del complemento y, un minuto después de que Gareca igualara a los 39, Maradona nuevamente apareció para rescatar un triunfo para el Xeneize. Incluso, el propio Diego hace unos años compartió un video de aquel encuentro en sus redes sociales en el que se percibe el asombro del público en cada una de sus intervenciones.

Finalmente, el último partido tuvo lugar el domingo 24. Otra vez en Tokio, en el Estadio Nacional y contra el equipo principal de Japón. Boca venció al local y el único gol del encuentro lo convirtió Maradona al cierre de la primera etapa. Dos días más tarde, el conjunto de la Ribera vencería al América por 2-0 en México y tan solo un día después derrotaba a Comunicaciones de Guatemala antes de retornar a la Argentina.



in dudas que aquella gira quedó perdida en la memoria de los hinchas xeneizes, salvo algunos memoriosos. Pero la presencia de Maradona en Japón dejó un recuerdo imborrable en aquel país. “Su cuerpo era como una roca, incluso si lo golpeabas no tropezaba. Pero la pelota estaba pegada a sus pies. Jugando con él sentías que era una persona diferente. Es un dios”, lo recordó Hideki Mada, el capitán de aquel seleccionado que jugó con Boca, en una entrevista con el diario The Japan Times en 2020, luego de la muerte del Diez.

Apenas seis meses más tarde, Maradona dejaría Boca para pasar al Barcelona. Con el paso del tiempo, Pelusa regresaría como futbolista en otras dos ocasiones a esas tierras en las que entre el 23 de julio y hasta el 8 de agosto cientos de deportistas argentinos intentarán escribir su propia historia. En 1987 fue parte de un once ideal de Sudamérica que viajó a jugar y un año más tarde volvió vistiendo la camiseta del Nápoli. Seguramente más de un japonés lo primero que hará al ver a un argentino será gritar la palabra que quiebra todas las fronteras del idioma: “Maradona”.