El descanso de D10S: No sé si alguna vez volveremos a tener otro Maradona | JuanRomanRiquelme.com
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El descanso de D10S: No sé si alguna vez volveremos a tener otro Maradona

El descanso de D10S: No sé si alguna vez volveremos a tener otro Maradona
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Diego ya descansa en el cementerio de Bella Vista.

Diego Armando Maradona ya descansa en paz en el cementerio de Bella Vista junto a sus padres, doña Tota y don Diego, fallecidos en 2011 y en 2015. Su multitudinario funeral superó al de cualquier jefe de Estado. Más de un millón de personas se dieron cita en los alrededores de Casa Rosada para despedir a "El Diez".

El velatorio, como la vida de "El Pelusa" tuvo de todo, bueno y malo. Las lágrimas de tristeza por la pérdida de "D10S" se intercambiaban con escenas de violencia callejera sin solución de continuidad. Los saqueos, las cargas, los disturbios, la sangre de los heridos... "empañaron" la despedida de Diego.

La "capilla ardiente" se inauguró a la 1.30 de la madrugada -hora argentina- con una despedida íntima en la que participaron su exesposa Claudia Villafañe y sus hijas Dalma y Giannina, que no eran partidarias de una despedida ni tan pública y ni tan prolongada.

A su última pareja, Rocío Oliva, se le negó la entrada, pero Claudia Villafañe no fue la única ex que ingresó a la Casa Rosada. Verónica Ojeda acudió junto a Diego Fernando, el hijo menor de Maradona. El mayor, Diego Júnior, fruto de su relación con Cristiana Sinagra, no pudo salir de Nápoles al haberse contraído el COVID-19. Su hija Jana, nacida de un idilio con Valeria Sabalain, completó el "círculo familiar".

Los campeones mundiales en México 1986 (Óscar Ruggeri, Óscar Garré, Ricardo Giusti, Jorge Burruchaga, Sergio Batista y Luis Islas), Guillermo Cóppola -exagente de Maradona-, Rafael Di Zeo (líder de la "barra brava" de Boca), Carlos Tévez y Martín Palermo también disfrutaron de la despedida más privada.

A las 6.17 horas se abrieron las puertas al público en general y comenzó el caos. Miles de personas se daban cita a las puertas de la sede del Gobierno sin mascarilla y sin respetar el distanciamiento social. De inmediato las fuerzas del orden comenzaron a distribuir gel hidroalcohólico, agua y mascarillas para prevenir lo que temen las autoridades sanitarias: una nueva ola de "COVID-19".

La afluencia de gente no tardó en desbordarse. Gente llegada de todos los puntos del país -algunos "peregrinaron" de rodillas y otros recorrieron más de 2.000 kilómetros- formaron una caravana humana que llegó a extenderse a lo largo de 3,5 kilómetros.

Había familias completas y el tiempo estimado de espera era de 3 horas pese a que no se permitía siquiera detenerse frente al féretro. De ahí que los más impacientes -el velatorio acababa a las 16.00 horas- decidieran abrirse paso por la fuerza. A las 7.30 horas comenzaron los empujones y las cargas. De hecho, la Policía lanzó gases lacrimógenos para disolver el enfrentamiento.

La situación se normalizó rápidamente y personajes de toda índole reanudaron el homenaje. Emocionaba verse fundir en un abrazo a aficionados de Boca y River. Maradona unió al "pueblo" como nadie.

Sobre el féretro, dos camisetas: una de Argentina y otra de Boca, colocada por su hija Dalma. Hubo una tercera, la de Argentinos Juniors, el equipo donde se formó Maradona. La puso el presidente del Gobierno, Alberto Fernández, reconocido aficionado de "El Bicho".

"Diego era Argentina en el mundo, nos dio muchas alegrías y nunca le vamos a poder pagar tantas alegrías. Hemos perdido al más grande de todos, al mejor de nosotros. No sé si alguna vez volveremos a tener otro Diego. Somos privilegiados porque fuimos una generación que vimos a Maradona", aseguró Alberto Fernández.

No fue la única personalidad que pasó por la "capilla ardiente" a lo largo del día. Ídolos de River Plate como Mascherano, Francescoli o "El Pato" Fillol; Alejandro Domínguez, presidente de la CONMEBOL; Jorge Ameal, mandamás de Boca; Cristina Fernández de Kirchner, vicepresidenta de Argentina, los jugadores Ricardo Centurión, "Rolfi" Montenegro... también acudieron a darle su último adiós.

Maradona congregó hasta al mítico equipo de su barrio natal: Los Cebollitas. Emocionó también ver al elenco al completo de Gimnasia y Esgrima de La Plata -el equipo al que entrenó hasta el día de su muerte- rodeando el féretro. El Papa Francisco no quiso ser menos y, desde la distancia, envió un rosario a la familia.

A medida que se acercaba la partida del cortejo fúnebre -16.00 horas de Argentina inicialmente- la calma se tornó en tempestad. A las 13.40, cuando la Policía cerró la fila e impidió sumarse a nuevos "peregrinos", se "desmadraron" los acontecimientos. Ni el gas pimienta, ni los disparos con bolas, ni los camiones blindados amedrentaron a los más rebeldes.

Al contrario. Comenzaron a tirar vallas para abrirse paso en la fila, forzaron la entrada principal de la Casa Rosada para acceder al Patio de las Palmeras, se saltaron la valla de entrada a la sede del Gobierno... y, mientras, los ladrones de lo ajeno, aprovechaban para robar carteras y móviles.

El anuncio de la ampliación de la "capilla ardiente" hasta las 19.00 horas calmó los ánimos... por poco tiempo. Coincidiendo con la llegada de la "barra brava" de Gimnasia, se forzó la entrada principal de la Casa Rosada para acceder al Patio de las Palmeras, otros trepaban por la valla de entrada a la sede del Gobierno... La Policía tuvo que volver a intervenir para expulsar a los "invasores" y fue, entonces, cuando se vieron las imágenes más duras en la calle. Detenidos, heridos, cargas...

Fue la gota que colmó el vaso. La familia finalmente decidió retirar el féretro de la "capilla ardiente" sobre las 16.00 horas y lo trasladó a otro salón para garantizar su seguridad. El caso era absoluto. "¡Qué triste todo!", tuiteó Mascherano. "Exigimos que frenen ya esta locura que lleva adelante la Policía de la Ciudad. Este homenaje popular no puede terminar en represión y corridas a quienes vienen a despedir a Maradona", escribió Wado de Pedro, ministro del Interior

"No podemos pasar porque tiran piedras a las ambulancias", se quejó el Sistema de Atención Médica de Emergencia de Buenos Aires. Los Policías también recibieron bolas de goma y gases lacrimógenos. Así, sin saberlo, estaba acabando el homenaje a Maradona. La Policía y el Ejército acumulaban cada vez más efectivos en la Casa Rosada para garantizar un cordón que permitiera la salida del cortejo fúnebre del "Diez".

Entre cánticos, camisetas, banderas, lloros y algún acto impropio de un evento como el funeral de una estrella mundial se producía la salida del féretro de la Casa Rosada en dirección al cementerio de Bella Vista donde una cantidad de aficionados seguían el coche fúnebre como si fueran defensas ingleses en el estadio Azteca.

La comitiva fúnebre sufrió un nuevo imprevisto cuando el vehículo tuvo que retomar el camino que en principio había iniciado para finalizar en el cementerio con una imagen inhabitual. La familia quiso que el acto fuera íntimo y familiar, sin embargo los medios de comunicación locales colaron drones en el cementerio que retransmitieron el entierro. Descanse en paz Diego Armando Maradona.



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