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FERNANDO GAGO

Un superclásico que gira alrededor del factor Gago
El regreso a las canchas del volante ha producido un efecto contagio en Boca
Hay jugadores que hacen jugar, que permiten que el fútbol fluya y que todo lo que ocurre a su alrededor se modifique.
Esa es la razón por la que en los últimos días Fernando Gago ha tenido un protagonismo fuera de lo común. Su regreso a las canchas ha producido un efecto contagio en Boca, porque su aporte logró activar varios resortes en la estructura del juego del equipo, dictando el juego desde atrás, mejorando la rapidez y eficiencia en los pases y mostrándose siempre visible para tocar y asociarse. Pero además, Gago lo hizo ante rivales como San Lorenzo y Racing, que no son cualquiera en nuestro ámbito.
Como primera medida, Boca añadió un mediocampista. Ya no juega con dos más Tevez, sino con tres más Tevez. Antes, con el simple recurso de taparle los costados, era mucho más sencillo atrapar al conjunto del Mellizo en la zona de creación. Ahora existe un triunvirato formado por Gago, Pablo Pérez y Bentancur que va rotando de posición y generando superioridades numéricas que le permiten al equipo ir ganando metros de manera asociada.
El principal beneficiado de todo este cambio por supuesto es Tevez. El capitán boquense tenía hasta ahora chispazos que a veces servían para ganar un partido en alguna jugada pero no dejaba de ser una pieza suelta en el andamiaje general. En los últimos dos partidos, en cambio, Tevez empezó a recibir la pelota en circunstancias y lugares -a las espaldas de los volantes centrales del rival- en los que agranda su paisaje para crear acciones ofensivas.
Esta suma de factores hace que Boca se presente al clásico de esta tarde con buenas sensaciones futbolísticas, un capital interesante aunque -desde ya- no le garantice nada. El fútbol tiene la particularidad de que nadie puede asegurar que las cosas que salen hoy vuelvan a salir bien mañana, y no solo por mandato propio sino también porque los rivales empiezan a detectar cómo jugarle a un equipo determinado. Y en tiempos recientes River ha sabido disputar los clásicos.
El equipo de Gallardo tiene un rigor y un carácter que están por encima de su fútbol. Lo saca a relucir por momentos, con destellos de D'Alessandro o de Nacho Fernández, y tiende a preferir la verticalidad y el anticipo de los tiempos antes que la elaboración y la profundidad. Pero es un plantel con una personalidad que le ha permitido competir muy bien, y que siempre luce enfocado, enérgico y mentalmente fuerte en encuentros complicados, las series o los campeonatos cortos.
Es cierto que antes de los partidos uno suma más preguntas que respuestas, pero en el caso de River -además de tener en cuenta dichas virtudes-, cabe recordar cómo planteó Gallardo las eliminatorias de Copa frente a Boca. En ambas salió a apretar a su adversario, sin resignar del todo su funcionamiento habitual pero dándole un gran significado a lo que hacía el rival. Estos antecedentes invitan a pensar que tal vez la idea de River sea presionar la salida, robar y buscar con velocidad la ruta hacia el gol.
Si así fuese los caminos volverían a conducir a Gago, porque el objetivo debería ser debilitar su juego. En este sentido, la realidad indica que hasta ahora los partidos frente a River han sido el gran déficit en la carrera del 5 xeneize. No ha redondeado grandes actuaciones en los clásicos y además fue en ellos donde sufrió sus lesiones más serias. Y también por esto ocupará el centro de la escena.
Resulta muy difícil estar dentro de su cabeza para saber lo que realmente piensa, pero dudo que el rival o el escenario donde se produjo alguna de las lesiones vayan a transitar por su cabeza. El futbolista va incorporando a su presente el archivo de situaciones que le ha tocado vivir, del mismo modo que activa una especie de dispositivo que espanta los pensamientos negativos. Son habilidades cognitivas inconscientes pero indispensables para sobreponerse y pensar en el próximo partido, para ir alcanzando la madurez.
En todo caso, lo aproveche Boca o sepa contrarrestarlo River, el 'factor Gago' estará presente en el Monumental acrecentando las expectativas. Bienvenido sea si vale para que el partido se reconcilie con las ilusiones que todos tenemos de ver buen fútbol y no solo el empeño y el esfuerzo que en los últimos tiempos son protagonistas casi exclusivos de cada clásico.
Como primera medida, Boca añadió un mediocampista. Ya no juega con dos más Tevez, sino con tres más Tevez. Antes, con el simple recurso de taparle los costados, era mucho más sencillo atrapar al conjunto del Mellizo en la zona de creación. Ahora existe un triunvirato formado por Gago, Pablo Pérez y Bentancur que va rotando de posición y generando superioridades numéricas que le permiten al equipo ir ganando metros de manera asociada.
El principal beneficiado de todo este cambio por supuesto es Tevez. El capitán boquense tenía hasta ahora chispazos que a veces servían para ganar un partido en alguna jugada pero no dejaba de ser una pieza suelta en el andamiaje general. En los últimos dos partidos, en cambio, Tevez empezó a recibir la pelota en circunstancias y lugares -a las espaldas de los volantes centrales del rival- en los que agranda su paisaje para crear acciones ofensivas.
Esta suma de factores hace que Boca se presente al clásico de esta tarde con buenas sensaciones futbolísticas, un capital interesante aunque -desde ya- no le garantice nada. El fútbol tiene la particularidad de que nadie puede asegurar que las cosas que salen hoy vuelvan a salir bien mañana, y no solo por mandato propio sino también porque los rivales empiezan a detectar cómo jugarle a un equipo determinado. Y en tiempos recientes River ha sabido disputar los clásicos.
El equipo de Gallardo tiene un rigor y un carácter que están por encima de su fútbol. Lo saca a relucir por momentos, con destellos de D'Alessandro o de Nacho Fernández, y tiende a preferir la verticalidad y el anticipo de los tiempos antes que la elaboración y la profundidad. Pero es un plantel con una personalidad que le ha permitido competir muy bien, y que siempre luce enfocado, enérgico y mentalmente fuerte en encuentros complicados, las series o los campeonatos cortos.
Es cierto que antes de los partidos uno suma más preguntas que respuestas, pero en el caso de River -además de tener en cuenta dichas virtudes-, cabe recordar cómo planteó Gallardo las eliminatorias de Copa frente a Boca. En ambas salió a apretar a su adversario, sin resignar del todo su funcionamiento habitual pero dándole un gran significado a lo que hacía el rival. Estos antecedentes invitan a pensar que tal vez la idea de River sea presionar la salida, robar y buscar con velocidad la ruta hacia el gol.
Si así fuese los caminos volverían a conducir a Gago, porque el objetivo debería ser debilitar su juego. En este sentido, la realidad indica que hasta ahora los partidos frente a River han sido el gran déficit en la carrera del 5 xeneize. No ha redondeado grandes actuaciones en los clásicos y además fue en ellos donde sufrió sus lesiones más serias. Y también por esto ocupará el centro de la escena.
Resulta muy difícil estar dentro de su cabeza para saber lo que realmente piensa, pero dudo que el rival o el escenario donde se produjo alguna de las lesiones vayan a transitar por su cabeza. El futbolista va incorporando a su presente el archivo de situaciones que le ha tocado vivir, del mismo modo que activa una especie de dispositivo que espanta los pensamientos negativos. Son habilidades cognitivas inconscientes pero indispensables para sobreponerse y pensar en el próximo partido, para ir alcanzando la madurez.
En todo caso, lo aproveche Boca o sepa contrarrestarlo River, el 'factor Gago' estará presente en el Monumental acrecentando las expectativas. Bienvenido sea si vale para que el partido se reconcilie con las ilusiones que todos tenemos de ver buen fútbol y no solo el empeño y el esfuerzo que en los últimos tiempos son protagonistas casi exclusivos de cada clásico.
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