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El día en que Djokovic sufrió a la Bombonera

El día en que Djokovic sufrió a la Bombonera
goal.com
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El tenista, que jugará en Río ante Del Potro, es futbolero. Conoció a Maradona. Tiene una increíble anécdota en la cancha de Boca con Rafa Nadal.

Su mirada es un ascensor: diecisiete veces hace el recorrido de arriba abajo mientras Diego Maradona, sí, Diego, golpea la pelotita fosforescente con la suela del pie y la hace rebotar contra el piso. “Como jugador de fútbol es un gran tenista”, escucha después y se ríe, cuando le cuentan que en un programa de radio de Argentina uno de los más grandes jugadores de la historia así lo define. Para un mito, las reacciones al cruzarse con alguien más mitológico siempre son especiales. Por eso, Novak Djokovic estalla de felicidad en ese encuentro con el 10.

No es su primera vez en el fútbol. Un día antes del primer partido del grand slam de Australia de 2016, que ganó venciendo en la final a Andy Murray, fue a ver al Melbourne Victory, donde ahora lo consideran un talismán: es que vencieron al puntero Brisbane Roar por 4-0. La idea de hacer algo que lo distrajera fue de su entrenador, Boris Becker, y el serbio eligió ir a ver un partido de fútbol.

Aunque Maradona diga que no es un gran jugador, a Djokovic le gusta intentarlo. Su intento más público fue en un partido a beneficio donde compartió cancha con el brasileño Bebeto y con Guga Kuerten. Ese día, dentro de la cancha, se la pasó haciendo chistes, con el mismo carisma que mantiene en el tenis. De la misma manera, una tarde apareció en el medio de un amistoso de Real Madrid contra Milan, en Dubai, y fue corriendo hasta el círculo central y le pidió un pase a Karim Benzema, que, junto con Bale, le cumplieron el sueño de tirar un par de paredes. Así como también recibió a Francesco Toti en un cruce tenístico.

Aunque su anécdota más graciosa con el fútbol tiene que ver con Argentina. En su encuentro con el Papa, Francisco le regaló una camiseta de San Lorenzo, con la que el serbio posó para el mundo. De gira por Buenos Aires, un tiempito después, con Rafael Nadal, apareció en la cancha de Boca para patear unos penales, en un show coordinado insólitamente por Will Smith. Parecía un cuento y, de tanta literatura, La Bombonera, en el momento en que Djokovic se paró a tirar al arco, empezó a chiflarlo al ritmo de canciones contra San Lorenzo. No se animó a lanzar: el tenista, acostumbrado a la calma protocolar del circuito de los Lawn Tennis, se paralizó. Al rato, planteaba públicamente: “Yo soy de Boca, no soy de San Lorenzo”. Sin embargo, no había nada que hacer. Seas quien seas, el fútbol, ante todo, defiende la lealtad a los colores.



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