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CARLOS TEVEZ
13/03/2020 Tevez pagó su deuda y volvió a la bandera de los ídolos de Boca
No sólo fue titular y centrodelantero determinante en el título que el Xeneize le arrebató a River.
El Apache se convirtió otra vez en el muchachito de la serie y se reconcilió con el hincha.
Riquelme en los últimos tiempos habla con sus decisiones. O con sus gestos cuando la cámara lo toma en el palco. El domingo sólo se vio el abrazo cortito con su hermano Cristian. Y rápidamente acomodó la bombilla del mate. En el partido de Copa hubo una señal más fuerte: Román aplaudió a Tevez cuando salió reemplazado. Acompañó la ovación de toda la Bombonera. Impensado hace tres meses, cuando Boca estaba en medio de un clima político pesado. Carlitos parecía despedirse en cada entrevista mientras el equipo pedía a gritos un cambio de aire.
Hoy Tevez recuperó su lugar en la bandera de los ídolos. Nadie se atrevería ahora a hacerle bigotes en el póster. No sólo fue titular y centrodelantero determinante en el título que se le arrebató a River. El Apache se convirtió otra vez en el muchachito de la serie. El jugador del pueblo que festeja colgado del alambrado como cuando era chico. Así, con lo bueno y lo malo de sus 36 años, fue el héroe en la noche de una Superliga que se festejó como pocas. Mucho más que las dos que se ganaron con Guillermo. Ahora se potenció el triunfo por el mano a mano contra Gallardo. Tevez se reconcilió con Riquelme. Tevez se reconcilió con Tevez. Tevez se reconcilió con el hincha. Por eso el aplauso conmovedor también antes del 3-0 copero con Independiente de Medellín. Fueron tan fuertes las últimas imágenes que se puede decir que Carlitos saldó la deuda por su mal manejada partida a China.
La confianza libera el talento. Boca recuperó la autoestima al ganarle el torneo a River. Hoy se mira al espejo y se gusta otra vez. Se le plantó al karma y por fin le perdió el miedo. O no sólo eso: por ahora por lo menos le quitó la sábana al fantasma. Aun es difícil quitarle a River el merecido título de mejor equipo de la Argentina. De todos modos, Boca el martes jugó su mejor partido en la nueva era de Russo. Después de un inicio en el que por momentos cambió golpe por golpe, jugó un excelente segundo tiempo. Allí brilló Tevez otra vez, ahora en un partido internacional. Más importante que contra algunos equipos del torneo local que venían de mitad de tabla para abajo. La estrella que volvió a brillar.
No fue un discurso vacío que le iban a dar la despedida que Riquelme no había podido tener con Angelici como presidente. Tevez fue el crack que bajaron a la tierra. O sea, es el capitán. Cuando se despide De Rossi del plantel la voz cantante es él. El modelo para los pibes y no tan pibes del club es él. Aunque no tiene que pensar más que en jugar. No tiene que involucrarse políticamente, como en la época que hasta fue a entrevistas a canales de televisión junto al presidente. No debe ver si el preparador físico del club viaja a ver cómo trabaja la Juventus para copiar por estos barrios. No todos eran pedidos de la dirigencia anterior; varias de esas situaciones fueron provocadas por propia iniciativa de Tevez. Pero ahora la línea es dedicarse a ser distinto cerca del área. Así en una semanas renovará el contrato que hace un tiempito para él mismo era una duda cruel.
Tevez otra vez se puede defender en la cancha. Con Guillermo y con Alfaro -por responsabilidades compartidas- hacía más ruido al agarrar el micrófono que al tocar la pelota. Ahora todo cambió. No pasa sólo por la declaración poética de haber recuperado el barrio. Hay que respetar cuando Tevez dice que sintió que recuperó el hambre, que tenía que bajar. O más duro aún, que se sentía en un encierro hace algunos años. Cuentan en su círculo íntimo que a veces veía que hacía vida profesional para jugar apenas diez minutos. Era un golpe a su ego y a su ritmo futbolístico. Pero el eje no parece comer algún asado más con los pibes sino cómo ganó confianza de nuevo y cómo se reseteó el plantel. Hace algunos años se vieron visitas al Fuerte hasta con cámaras o el mural que tiene en su casa del lugar donde nació. Ahora se repite el camino.
El cambio es que se potenció Boca. Es otro equipo con el mismo plantel. Con Riquelme, con Russo y con sus jugadores reciclados. Cambió la estrategia y encima en sólo 7 partidos se dio el trampolín de ser campeón. Así se volvieron a sentir importantes, se sabe quiénes son los titulares y en todos los partidos tienen la ilusión de hacer un gol. No sólo Tevez mejoró. Toto Salvio repitió su cuota goleadora y en el arranque no sufrió lesiones. Tal vez porque puertas adentro le pidieron que no llegue ni siquiera a la “sensación de dolor”... Fabra jugó como un 3 de selección Colombia contra el DIM. Campuzano se hizo el volante central sin que nadie pida por Marcone. Hay solidez defensiva con el recuperado Junior Alonso sin perder poder ofensivo . Las dos famosas facetas del juego. En ese contexto brilló Tevez. El que volvió a la tapa de todos los diarios y a la bandera de los ídolos.
Hoy Tevez recuperó su lugar en la bandera de los ídolos. Nadie se atrevería ahora a hacerle bigotes en el póster. No sólo fue titular y centrodelantero determinante en el título que se le arrebató a River. El Apache se convirtió otra vez en el muchachito de la serie. El jugador del pueblo que festeja colgado del alambrado como cuando era chico. Así, con lo bueno y lo malo de sus 36 años, fue el héroe en la noche de una Superliga que se festejó como pocas. Mucho más que las dos que se ganaron con Guillermo. Ahora se potenció el triunfo por el mano a mano contra Gallardo. Tevez se reconcilió con Riquelme. Tevez se reconcilió con Tevez. Tevez se reconcilió con el hincha. Por eso el aplauso conmovedor también antes del 3-0 copero con Independiente de Medellín. Fueron tan fuertes las últimas imágenes que se puede decir que Carlitos saldó la deuda por su mal manejada partida a China.
La confianza libera el talento. Boca recuperó la autoestima al ganarle el torneo a River. Hoy se mira al espejo y se gusta otra vez. Se le plantó al karma y por fin le perdió el miedo. O no sólo eso: por ahora por lo menos le quitó la sábana al fantasma. Aun es difícil quitarle a River el merecido título de mejor equipo de la Argentina. De todos modos, Boca el martes jugó su mejor partido en la nueva era de Russo. Después de un inicio en el que por momentos cambió golpe por golpe, jugó un excelente segundo tiempo. Allí brilló Tevez otra vez, ahora en un partido internacional. Más importante que contra algunos equipos del torneo local que venían de mitad de tabla para abajo. La estrella que volvió a brillar.
No fue un discurso vacío que le iban a dar la despedida que Riquelme no había podido tener con Angelici como presidente. Tevez fue el crack que bajaron a la tierra. O sea, es el capitán. Cuando se despide De Rossi del plantel la voz cantante es él. El modelo para los pibes y no tan pibes del club es él. Aunque no tiene que pensar más que en jugar. No tiene que involucrarse políticamente, como en la época que hasta fue a entrevistas a canales de televisión junto al presidente. No debe ver si el preparador físico del club viaja a ver cómo trabaja la Juventus para copiar por estos barrios. No todos eran pedidos de la dirigencia anterior; varias de esas situaciones fueron provocadas por propia iniciativa de Tevez. Pero ahora la línea es dedicarse a ser distinto cerca del área. Así en una semanas renovará el contrato que hace un tiempito para él mismo era una duda cruel.
Tevez otra vez se puede defender en la cancha. Con Guillermo y con Alfaro -por responsabilidades compartidas- hacía más ruido al agarrar el micrófono que al tocar la pelota. Ahora todo cambió. No pasa sólo por la declaración poética de haber recuperado el barrio. Hay que respetar cuando Tevez dice que sintió que recuperó el hambre, que tenía que bajar. O más duro aún, que se sentía en un encierro hace algunos años. Cuentan en su círculo íntimo que a veces veía que hacía vida profesional para jugar apenas diez minutos. Era un golpe a su ego y a su ritmo futbolístico. Pero el eje no parece comer algún asado más con los pibes sino cómo ganó confianza de nuevo y cómo se reseteó el plantel. Hace algunos años se vieron visitas al Fuerte hasta con cámaras o el mural que tiene en su casa del lugar donde nació. Ahora se repite el camino.
El cambio es que se potenció Boca. Es otro equipo con el mismo plantel. Con Riquelme, con Russo y con sus jugadores reciclados. Cambió la estrategia y encima en sólo 7 partidos se dio el trampolín de ser campeón. Así se volvieron a sentir importantes, se sabe quiénes son los titulares y en todos los partidos tienen la ilusión de hacer un gol. No sólo Tevez mejoró. Toto Salvio repitió su cuota goleadora y en el arranque no sufrió lesiones. Tal vez porque puertas adentro le pidieron que no llegue ni siquiera a la “sensación de dolor”... Fabra jugó como un 3 de selección Colombia contra el DIM. Campuzano se hizo el volante central sin que nadie pida por Marcone. Hay solidez defensiva con el recuperado Junior Alonso sin perder poder ofensivo . Las dos famosas facetas del juego. En ese contexto brilló Tevez. El que volvió a la tapa de todos los diarios y a la bandera de los ídolos.
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