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BOCA JUNIORS

La llegada de Boca a Córdoba tuvo un ídolo impensado
Ni Carlos Tevez ni Daniel Osvaldo.
Un chico de 13 años viajó desde Jujuy para conocer al arquero suplente de Boca, Guillermo Sara
El chico está ahí, colgado de las vallas que separan al puñado de hinchas del hotel donde se hospeda Boca, en Córdoba. Cada vez que se prende una cámara, agita su cartel, grita, se trepa a las barras e intenta llamar la atención. El chico se llama Joaquín Valenzuela, tiene 13 años y se vino con su papá desde Jujuy a conocer a su ídolo. Ni Carlos Tevez, ni Daniel Osvaldo. El sueño de Joaquín es de esos inexplicables, de esas historias inverosímiles que ninguna editorial dejaría publicar en una novela.

'Sara, ídolo, una foto', dice el cartel que sostiene desde la tarde. El amor surgió cuando el arquero atajó en Betis, dice. Desde ese momento le siguió toda la carrera y lo toma como un ejemplo, ya que él también es arquero. Hace más de cinco horas que llegó y se las ingenió para pasar el primer control, aunque todavía le queda una serie de vallas más que pasar. Justo cuando llega el micro, cerca de las 21, Joaquín aprovecha la distracción de los encargados de seguridad y llega a la zona de la prensa. Si bien no logra que Sara lo vea, se gana de aliados a todos los periodistas que se sorprenden con su historia.
Ahora ya es uno más del contingente xeneize, los empleados de seguridad no lo frenan y se mete al lobby del hotel, con su cartel, hasta que llega el momento soñado. Un ayudante de Arruabarrena le hace saber a Sara de su fan, y no duda: baja de su habitación, le da una abrazo y se saca la foto impensada. Una foto más para el arquero suplente de Boca. La foto soñada para Joaquín.

'Sara, ídolo, una foto', dice el cartel que sostiene desde la tarde. El amor surgió cuando el arquero atajó en Betis, dice. Desde ese momento le siguió toda la carrera y lo toma como un ejemplo, ya que él también es arquero. Hace más de cinco horas que llegó y se las ingenió para pasar el primer control, aunque todavía le queda una serie de vallas más que pasar. Justo cuando llega el micro, cerca de las 21, Joaquín aprovecha la distracción de los encargados de seguridad y llega a la zona de la prensa. Si bien no logra que Sara lo vea, se gana de aliados a todos los periodistas que se sorprenden con su historia.
Ahora ya es uno más del contingente xeneize, los empleados de seguridad no lo frenan y se mete al lobby del hotel, con su cartel, hasta que llega el momento soñado. Un ayudante de Arruabarrena le hace saber a Sara de su fan, y no duda: baja de su habitación, le da una abrazo y se saca la foto impensada. Una foto más para el arquero suplente de Boca. La foto soñada para Joaquín.
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