Eliminatorias: Argentina deja muy herido a Dunga (0-0)

Quien piense que las eliminatorias sudamenricanas son un paseo militar, le recomiendo que se informe y revea su postura. Son tan variables las condiciones de juego que difícilmente podamos sacar un patrón común desde donde plantear el análisis. El largo camnino que conduce a Sudáfrica 2010 necesita empates como el protagonizado entre brasileños y argentinos.

Ante la ausencia de Demichelis, el Coco Basile mandó al campo a Coloccini y planteó un partido con tres defensas, siempre y cuando Argentina fuera capaz de llevar el peso del partido, cosa que no sucedió en el primer tiempo. Gago, por Verón lesionado, fue la otra variante obligada del conjunto albiceleste.

Hace tiempo, desde la Copa América, vengo diciendo que a los de Basile le faltan mediocampistas explosivos que vayan por afuera. El toque está asegurado con Riquelme, Verón o Gago, pero el desdoblamiento tan necesario para sorprender es una asignatura pendiente en los bicampeones del mundo.

Quizás por ello, Basile buscó en Jonás lo que Maxi, desde el Mundial de Alemania, no le da al equipo: explosión, desborde, gol. El cambio no fue sustancial, pero el recorrido del ex Vélez es mucho mayor que el del colchonero. El último cambio, sorprendente para algunos, no para mí, fue la inclusión de Cruz por Agüero. Basile preveía que, por momentos, Brasil apretaría a los argentinos y necesitaba alguien con el peso físico necesario como para pelear en el cuerpo a cuerpo.

Brasil apretó un poco, sin ideas claras para atacar porque Dunga solamente piensa en destruir lo que haga el rival y ante los argentinos, su obsesión fue la de siempre, anular a Juan Román Riquelme que, puede ser resistido por algunos, pero para los brasileños es un laxante permanente.

Y lo tuvo Argentina después de un pase imposible que Román le metió al interista Cruz; era gol o gol, pero el Jardinero no resolvió y la albiceleste perdonaba lo que ya era, para entonces, un abucheo general hacia Dunga. Y al final también lo tuvo Messi que desparramó a Julio César pero no logro inflar la red.

Argentina hizo negocio, no perdió en el campo más difícil de América y estuvo a un pelo de conseguir el despido de Dunga. Si el empate final es el precio para la continuidad del mister, Argentina debe festejar como si fuera un triunfo. Mientras más tiempo siga al frente de la canarinha, más daño le hará. Argentina pudo ganarlo, lo empató y quedó a dos puntos del primero, Paraguay, contra quien se enfrentará el próximo 6 de septiembre. Hasta entonces puede disfrutar Martino.