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14/12/2015 VIDEO: A 12 años del tercer título intercontinental de Boca
Cagan, el capitán, y Cascini, el que definió la tanda de penales.
El Xeneize, con una base del equipo campeón del 2000 y la aparición de Carlitos Tevez, volvía a conquistar el mundo ante el Rossonero de Maldini, Costacurta y Gattuso.
Imagine que en 1998, cuando Mauricio Macri se decantó por la llegada de Carlos Bianchi, alguien le dijera que, dos años más tarde, Boca ganaría la Copa Intercontinental ante Real Madrid. Imagine también que esa misma persona le diga que sería bicampeón de la Copa Libertadores en 2001. Pero vaya más allá: este mismo individuo, con la misma liviandad, predice que habría un segundo título mundial, ante Milan . ¿Cuál sería su reacción?
Ya pasaron 12 años desde la otra hazaña Xeneize en Japón. En esa ocasión el abanderado no fue Matellán marcando a Figo o Riquelme haciendo trucos de magia ante cualquiera de camiseta blanca, sino Matías Donnet marcando el gol del empate de un equipo sin delanteros o la consagración definitiva del Flaco Schiavi y de Nicolás Burdisso en el fondo.
En aquella mañana de Argentina, o aquella noche nipona, el Virrey alineó a Abbondanzieri; Perea, Schiavi, Burdisso, Clemente Rodríguez; Cagna, Cascini, Battaglia; Donnet; Guillermo Barros Schelotto y Iarley . Enfrente estaban Dida; Cafú, Maldini, Costacurta, Pancaro; Pirlo, Gattuso, Seedorf; Kaká, Tomasson y Schevchenko. Carlos Tevez fue el gran ausente : arrastraba una lesión en la rodilla izquierda tras un choque con Felix Benito en un clásico ante Independiente un mes atrás.
Los italianos arrancaron arriba, con un golazo de Tomasson tras un pase de Pirlo desde mitad de cancha. Poco le duró la alegría a los de Carlo Ancelotti: seis minutos después llegó el empate en los pies de Pucherito, que demostraba que Boca, como hace tres años, no se achicaba ante nadie. No sucedió mucho más en el resto del encuentro. A 15' del final entró Carlitos, el único cambio de Bianchi, quien tuvo una situación clara pero terminó tirándola por arriba del travesaño.
La media hora del alargue pasó sin pena ni gloria y en los penales fue el turno de Abbondanzieri de heredar el título de Córdoba y convertirse en héroe como tantas veces lo había hecho el colombiano. Atajó dos -el de Pirlo y la recordada patada al piso de Rui Costa-, Seedorf la tiró afuera y Cascini fue el encargado de cerrar la tanda. Fuerte y al medio, para darle al club su tercera Intercontinental. La segunda en tres años. Una que, a medida que pasan los años, cobra cada vez más relevancia .
Ya pasaron 12 años desde la otra hazaña Xeneize en Japón. En esa ocasión el abanderado no fue Matellán marcando a Figo o Riquelme haciendo trucos de magia ante cualquiera de camiseta blanca, sino Matías Donnet marcando el gol del empate de un equipo sin delanteros o la consagración definitiva del Flaco Schiavi y de Nicolás Burdisso en el fondo.
En aquella mañana de Argentina, o aquella noche nipona, el Virrey alineó a Abbondanzieri; Perea, Schiavi, Burdisso, Clemente Rodríguez; Cagna, Cascini, Battaglia; Donnet; Guillermo Barros Schelotto y Iarley . Enfrente estaban Dida; Cafú, Maldini, Costacurta, Pancaro; Pirlo, Gattuso, Seedorf; Kaká, Tomasson y Schevchenko. Carlos Tevez fue el gran ausente : arrastraba una lesión en la rodilla izquierda tras un choque con Felix Benito en un clásico ante Independiente un mes atrás.
Los italianos arrancaron arriba, con un golazo de Tomasson tras un pase de Pirlo desde mitad de cancha. Poco le duró la alegría a los de Carlo Ancelotti: seis minutos después llegó el empate en los pies de Pucherito, que demostraba que Boca, como hace tres años, no se achicaba ante nadie. No sucedió mucho más en el resto del encuentro. A 15' del final entró Carlitos, el único cambio de Bianchi, quien tuvo una situación clara pero terminó tirándola por arriba del travesaño.
La media hora del alargue pasó sin pena ni gloria y en los penales fue el turno de Abbondanzieri de heredar el título de Córdoba y convertirse en héroe como tantas veces lo había hecho el colombiano. Atajó dos -el de Pirlo y la recordada patada al piso de Rui Costa-, Seedorf la tiró afuera y Cascini fue el encargado de cerrar la tanda. Fuerte y al medio, para darle al club su tercera Intercontinental. La segunda en tres años. Una que, a medida que pasan los años, cobra cada vez más relevancia .
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