Por lo bajo y con enojo: el particular apodo que le pusieron los dirigentes de Boca a Riquelme

Luego de triunfar en las elecciones ante el oficialismo, el Diez se puso a trabajar en todo lo que tiene que ver con el proyecto deportivo de la institución. Su primera determinación fue contratar a Russo como DT, quien en siete partidos consiguió la última Superliga.

Esto fue incrementando aún más la imagen del ídolo puertas para adentro, y hoy en día tomó una dimensión de suma autoridad dentro del club. Estableció como búnker el predio de Ezeiza, donde sólo pueden entrar el Presidente, Pergoloni como vice primero, y empleados abocados al área de fútbol. El resto de la dirigencia trabaja día a día en Casa Amarilla, lejos de todo lo que tiene que ver con el Consejo y sus determinaciones.

Tal parece que esta cuestión generó algún tipo de resquemor, porque ahora Riquelme recibió por lo bajo un apodo un tanto despectivo. “El Dueño” es como llaman ahora al hombre que supo bailar al Real Madrid en la Intercontinental. Esto tiene que ver con el gran poder que tomó en Boca el Diez, siendo fundamental en la toma de decisiones de todo lo que tiene que ver con el aspecto deportivo, a tal punto que sólo discute ciertas cuestiones con Ameal.

Hay algunas cuestiones bastante importantes de lo que tiene que ver con la distribución de tareas del Xeneize. Una de los “poderes” más importantes que tiene el Consejo de Fútbol es la presencia de un presupuesto propio para el área de fútbol, con dinero que puede ser utilizado para cualquier cuestión sin autorización de nadie. Esto tiene que ver más que nada con la búsqueda de refuerzos para el primer equipo en los mercados de pases.

A diferencia de lo que ocurre en otros clubes con la figura del manager, Riquelme no sólo es dirigente, sino que ocupa el cargo de Vicepresidente, por lo que sólo es superado en rango por Ameal y Pergolini. Con esto el Diez tiene una supremacía muy grande con relación el resto de los dirigentes, que sólo pueden sentarse a acatar todas las determinaciones del ídolo. Si bien puede haber algún resquemor por la lucha de poderes, lo cierto es que “el dueño” viene haciendo las cosas bastante bien.