Zárate y Ábila, la nueva dupla de ataque en Boca

La última vez que saltó desde el arranque fue ante Independiente, a finales de enero. En aquel partido, el extremo, que había sido una pieza fija para Miguel Ángel Russo en los amistosos de verano, sufrió un desgarro en su gemelo derecho y, a partir de ahí, fue diluyéndose en la consideración del DT.


Ya recuperado, se resignó a estar en un segundo o tercer plano del equipo. El técnico, con un once de memoria que venía derecho, optó por darle pocas chances y después de la pandemia de coronavirus fue relegado aún más para la Copa Libertadores.

Tras el receso jugó a cuentagotas. Apenas un cuarto de hora frente a Libertad por el torneo continental y ni siquiera dos minutos con Newell´s. Más allá de esas migajas, este viernes tendrá la posibilidad de volver a demostrar toda su clase.

Un futbolista peligroso. Con gol, desequilibrio y buen remate. Alguien que, en un alto nivel, podría ser fundamental de cara al choque con Inter en los octavos de final de Libertadores. Allí donde apunta estar su compañero de los últimos metros. Wanchope tiene contra el Granate una prueba de fuego para ganarse la camiseta N°9, aunque es consciente de que Franco Soldano corre con ventaja.

De rendimiento discontinuo y acechado por las dolencias físicas, sabe que deberá dar el máximo, matarse en el verde y, sobre todo, sacudir las redes. Sus números lo avalan. Es una alta garantía de gol y el Xeneize contempla su voracidad en el área.

Dos futbolistas que corren de atrás y dos objetivos distintos. Por un lado, la intención de Zárate de volver a ganar terreno entre los titulares. Por el otro, las esperanzas de Ábila de redondear una destacada actuación y sacar boleto a Brasil para disputar la Copa. El viernes, dejarán la vida para seguir trepando peldaños en la consideración de Russo.