Boca no perdonó

En el partido se dieron dos momentos de inflexión. El primero, a los 4 minutos de juego, cuando Frontini dejó picar una pelota que había sacado Caranta, y Palacio, rápido para decidir, se la ganó de cabeza para cedérsela a Palermo. El goleador la dejó picar y la sepultó con un derechazo ante un atónito Medrán. Y, la segunda, a los 23' del complemento, cuando el Cano Gómez vio la tarjeta roja (por una doble amonestación) y el Verdinegro se descompensó. Tanto, que quedó completamente desprotegido. Por eso, a los 34', Palermo quedó de manera imcomprensible sin marcas dentro del área y esta vez con un zurdazo derrotó de nuevo a Medrán, que sí reaccionó pero no pudo desviar por completo con su manotazo.

Boca, que en esos últimos 15' fue dueño y señor del partido, pudo golear. Es que San Martín estaba herido. Sin fuerzas para buscar una heroica. Pero, en el grueso del partido, es decir en todo el primer tiempo y en la media hora del complemento, todo fue parejo. Tenso. De buena marca por parte del equipo sanjuanino. Y de oportunidades también.

Es que después de aquel primer gol de Palermo, cuando nacía el partido, San Martín hizo un trabajo de hormiga sin desesperarse. Tocó la pelota. Se movió con criterio. Y, de paso, le metió una marca escalonada a Riquelme (el cerebro boquense) para quitarle ideas a Boca. Entonces, con ese dominio, el Verdinegro le empezó a generar peligro al bueno de Caranta. A los 12' Décima sacudió el travesaño y la pelota le pegó en la espalda a Caranta para irse increíblemente al córner. A los 24' Tonelotto falló un cabezazo de manera incomprensible. Y a los 42' el arquero de Boca le sacó un tiro libre a Galván que se le colaba por el ángulo opuesto. Muchas oportunidades. Lástima, ninguna cristalizada.

Claro que Boca tuvo las suyas. Medrán le tapó el gol a Palermo primero y a Palacio (jugó el partido 100 con Boca en torneos locales) después. Por eso el primer tiempo terminó con aquella rara sensación de que podrían haberse ido 1-1 o también 2-0 para la visita.

Y en el complemento San Martín salió más decidido todavía. A los 7' era gol de Tonelotto, que hasta eligió el palo, pero Caranta se hizo gigante y la mandó al corner. A los 15', Pacheco sacó un bombazo que otra vez el arquero de Boca manoteó de manera increíble. Era todo de San Martín. Boca estaba cada vez más atrás. Pero llegó aquella expulsión del Cano y se acabó la historia para el local.

Es que minutos antes Teté Quiroz había mandado a la cancha al Petiso García, buscando más variantes ofensivas y se quedó sin uno de sus hombres de marca.

El camino se le allanó a Boca. Por eso el goleador impacable -Palermo- tuvo otra y no la desperdició. Y chau partido. Boca dejó que pasara el reloj, tocando y tocando. Tuvo varias chances porque tenía un hombre de más y porque en las contras siempre quedaba uno libre. San Martín, extenuado, ya no pudo dar más.

Fue derrota. De ninguna manera dolorosa. Porque si bien el golpe dejó las muecas lógicas de un partido perdido, el corazón y la mente Verdinegra quedaron satisfechos. Le jugó de igual a igual a un Boca poderoso, que tuvo que esforzarse al máximo para llevarse los tres puntos desde San Juan.