La frase de Riquelme que lo anticipó: River sólo brilló en cuatro partidos en 2021
lanacion.com.ar
RIQUELME
date 13/08/2021

La frase de Riquelme que lo anticipó: River sólo brilló en cuatro partidos en 2021

El equipo millonario necesita ganarle a Atlético Mineiro en un momento impensado: sin creatividad ni los símbolos que supieron sostenerlo en otro tiempo

Qué le pasó en el año y el recuerdo de Palmeiras

River es una moneda al aire. Puede ganar, construye méritos para ese propósito. Puede empatar: su juego no es garantía de nada, los intérpretes suben y bajan. Puede perder: extravió el espíritu, el juego y sobre todo, dejó en el camino a glorias recientes, pesos pesados que solían sostenerlo. Símbolos que ya no están... o que aguardan detrás de escena, con la carga de los años sobre sus espaldas.

Lucas Pratto abrió hace un buen tiempo la puerta del adiós, Rafael Santos Borré se marchó hace unos días a la aventura de la Bundesliga, Gonzalo Montiel se prueba el traje de Sevilla, Nacho Fernández es una de las figuras y el goleador del triunfo por 1 a 0 de Atlético Mineiro sobre River, en el Monumental.



La expulsión, en una reacción pasada de revoluciones, tal vez tenga que ver con el escenario. Le ganó la efervescencia. River solía ser el cartel de la excelencia en el ámbito sudamericano. Ahora, se conforma con un digno primer tiempo y luego se cae sin darse cuenta y a punto estuvo de cerrar la serie en la misma noche de Núñez. Pudo -tal vez, debió- perder por una diferencia mayor.

Los símbolos que ya no están y se marcharon no hace excesivo tiempo: ayer nomás, en un ciclo exitoso liderado por Marcelo Gallardo desde hace más de siete temporadas. En el desquite, previsto para este miércoles, en Belo Horizonte, tampoco tendrá a Enzo Pérez, por acumulación de tarjetas. Solo tendrá el aura de Gallardo y la recuperada prepotencia de Franco Armani, indispensable en la última vez.

Javier Pinola está lesionado, Jonatan Maidana está lejos de su juventud y Leonardo Ponzio no tiene ritmo de competencia. Los caciques que se fueron, se los extraña con una nostalgia demoledora, que se expresa en el abrazo del alma entre el Muñeco y Nacho Fernández. Los que siguen, no tienen el nivel que el presente de River exige. Son el respaldo en el vestuario, en el entrenamiento, en el banco de los suplentes.

River define el año, posiblemente, en esta semana: si no le gana a Vélez, con un equipo alternativo, este sábado, por el torneo local, quedará demasiado lejos, será otro puñal en el ámbito doméstico. El partido ante el equipo de Liniers será una prueba para ver el rendimiento de algunos jugadores como Enzo Fernández, Agustín Palavecino o José Paradela, quienes podrían ser los reemplazantes del suspendido Enzo Pérez ante Mineiro. Lógicamente, siempre el entrenador tiene una carta guardada.

Un posible equipo para el choque contra Vélez sería con Enrique Bologna; Alex Vigo, Jonatan Maidana, Robert Rojas y Tomás Lecanda (de 19 años, con un enorme futuro); Enzo Pérez y Enzo Fernández; Agustín Palavecino y José Paradela o Jorge Carrascal; Agustín Fontana y Federico Girotti. El DT necesita respuestas individuales urgentes, rápidas.

Y si no puede con Mineiro en Brasil -perdió apenas 1-0 en su casa, es una serie que puede revertir-, será un agosto fatal. La conclusión es que con el ojo clínico, con el liderazgo del Muñeco ya no alcanza.



Le falta el espíritu de los viejos guerreros. No le sobra fútbol. No le sobra gol. Y el ancho de espadas, Matías Suárez, apenas vuelve de una lesión muscular. El conjunto millonario extravió, de pronto, el juego, el gol, la solidez defensiva. Es un equipo convencional, como tantos otros.

Hay cuatro frases de Gallardo que estimulan el espíritu. Lejos, claro, de aquel “que la gente crea, porque tiene con qué creer”, que lanzó luego de perder por 1 a 0 contra Gremio, en 2018 (se impuso por 2-1 en la revancha, la del VAR, la del penal de Pity Martínez) y un poco más cerca del “para darlo vuelta necesitamos de una noche épica, de las que pocas veces se dan”, que expuso después de caer por 3 a 0 con Palmeiras, en 2021 (se impuso por 2-0 en la revancha y la tecnología le anuló el tercero, de Montiel, que pareció legítimo). Tres equipos brasileños, tres derrotas en el Monumental.



Una. “Si queremos tener chances debemos jugar un partido más completo, ser eficaces y mejorar en todo sentido. Será duro, difícil, pero la serie está abierta. Dependerá de cómo nos preparemos para jugar con otras ideas y frescura”. Dos. “Tengo que meterme muy de lleno en la elaboración de esta semana para con el equipo para intentar ponernos en la cabeza que tenemos que estar más concentrados, atentos y decisivos en Brasil”. Tres. “Debo estar enfocado para que los jugadores tengan respuestas. Es un gol, una diferencia mínima. Tenemos que ser más eficaces, no está fuera de nuestro alcance, pero tenemos que llegar bien”. Cuatro. “Hay que asimilar estos golpes. Quedan muchos partidos por delante, no nos podemos caer, no tenemos tiempo de quedarnos con la cabeza gacha, de no levantar las piernas.”

El plan de Gallardo será parecido al triunfo contra Palmeiras por 2 a 0 en San Pablo, el 12 de enero pasado, seguramente, el mejor partido del año. Pudo ganar por una diferencia mayor, tuvo el espíritu de otras noches coperas, tensión, fortaleza mental, brillo y personalidad. Y todo, luego de perder 3-0 en el Monumental... Hoy, en cambio, tiene menos juego y, además, no tiene los líderes de apenas ocho meses atrás. Esa noche, fueron titulares Pinola, Montiel, Pérez, Nacho, Borré...

Por diversas razones, no dispone de ninguno. Solo repiten Armani y Paulo Díaz, pero el chileno, uno de los imprescindibles, tiene otro tipo de liderazgo. Es un momento incómodo: por primera vez en el año, perdió dos partidos seguidos. El otro, con suplentes, un 1-2 con Godoy Cruz, en Mendoza. Otro asunto: los jugadores que se sumaron en el último mercado no levantan la cabeza y los juveniles, permanecen con timidez. Gallardo sigue viendo el desquite con Palmeiras: al fin de cuentas, un 0-1 es más sencillo que levantar que un 0-3.

Tiene que tener un partido casi perfecto: el 2021 no suele disfrutarlo. Hay un par de excepciones a la regla, más allá de aquel frente al conjunto que luego fue campeón de la Libertadores. El 5 a 0 sobre Racing, por la Supercopa, un título conseguido el 4 de marzo. Un 6-1 sobre Godoy Cruz y un 5-0 sobre Central Córdoba (ambos como visitante, lo que precisa ahora) y, sobre todo, la serie de tres (sin sufrir tantos) de julio: 2-0 a Argentinos (copa), 4-0 a Unión y 3-0 a Lanús (torneo). Lo bueno: contra el Bicho y frente al Granate, también fuera de casa...

Brilló solo en cuatro: Palmeiras, Racing, Unión y Lanús. En todo el año.

No perdió el colmillo competitivo. Marcelo Gallardo es un campeón de la planificación. Tiene un buen plantel (sin caciques y de menor jerarquía global que Mineiro). Y sabe cómo jugar este tipo de encuentros. Sin embargo, le cuesta: no es el mismo. Lo dijo, en la Bombonera y al pasar, Juan Román Riquelme, el vicepresidente de Boca. El 15 de marzo, advertía: “Hace tiempo que River no juega bien”.

Ocurrió luego de un empate entre Boca y River, uno de los cuatro de este año, en el que el equipo millonario nunca pudo mostrar su jerarquía. En los dos últimos, además, perdió por penales. River no es el mismo, pero sigue siendo el River de Gallardo. Lo que no es poco.

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