La historia secreta del récord de Palermo y la reacción de Riquelme | JuanRomanRiquelme.com
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La historia secreta del récord de Palermo y la reacción de Riquelme

La historia secreta del récord de Palermo y la reacción de Riquelme
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¿Cuánto sabes de Riquelme?

No fue una época fácil de Boca. Futbolísticamente el equipo estaba a la deriva.

El entrenador interino, Abel Alves, quiso darle su impronta, intentando realizar cambios profundos.

Basta recordar que por primera vez desde su llegada, un entrenador se animaba a sacar a Martín Palermo de los partidos. Esto es, el goleador ya no jugaba los 90 minutos, jugaba menos.





Alves sólo contaba con el apoyo externo de Mauricio Macri, que por entonces no era presidente del club, pero ejercía ese cargo desde afuera. Sin un entrenador 'oficial', la orden era mantener a Alves en ese puesto, hasta buscar un técnico de carrera y de jerarquía.



La situación se hizo tan caótica que el deseo de Macri no pudo llevarse a cabo y Alves le tuvo que dejar su puesto a Roberto Pompei. En el medio de todo esto, Palermo y Juan Román Riquelme. Dentro del caos general que era el plantel y el juego del equipo, las diferencias entre los dos se hacían cada vez más grande y además, cada vez más evidente ante los ojos de cualquiera. Casi que no había necesidad de informarse para darse cuenta que ninguno de los dos se 'tragaba'.


Palermo alcanza a Cherro al anotar el gol 218 cuando Vélez y Boca empataban un partidazo 4 a 4. Pudo haber sido el encuentro del récord total, ya que si bien Martín anotó un gol de los cuatro, minutos antes Montoya, el arquero velezano, le contuvo un penal al 9 de Boca.

Fue entonces que el 2 de marzo de 2010, Palermo igualaba a Cherro. De ahí hasta el récord total, pasaron un mes y 10 días, fueron 7 partidos en los cuales el goleador tuvo que esperar para un festejo que terminó siendo inesperado.

La semana previa al choque con Arsenal, partido en el cual Palermo iba a superar a Cherro para convertirse en el máximo goleador de la historia de Boca, fue muy complicada, porque entre ambos, comenzó a tallar la barra.

Esa semana previa al partido, algunos integrantes de la barra tuvieron un encuentro con Riquelme, en Casa Amarilla. Lo dicho no se supo, pero Román blanqueó la situación en una conferencia de prensa.

'No me salio festejar el gol atrás de ese arco, por eso salí a festejar con la platea', dijo Riquelme. Cuando se le preguntó si fue apretado por la barra, dijo: 'En la semana pasó algo que no me gustó'.

El enfrentamiento de Riquelme con la barra estaba 'oficializado' y con esto las diferencias entre ambos jugadores fueron más profundas, porque Martín sí tenía una buena relación con los barras (en su momento, llegó a ir a visitar a la cárcel a algunos integrantes de la 12), y si para Palermo el 'enemigo' era Riquelme, para la barra también.

Pero de alguna manera, Riquelme tenía que demostrar que dependía todo de él. Que era el amo de todo. Y lo tenía que ejecutar no sólo ante Palermo, si no ante ese sector de la hinchada.

Boca venía vapuleado, ganaba poco y varias veces perdía por goleada (Tigre le hizo tres goles, Chacarita, 4; Colòn, 3; eso sí, le ganó a River dos a cero con dos tantos de Medel). Llegaba Arsenal a La Bombonera y ya estaba planeado el festejo para los goles que supuestamente iba a convertir Palermo, para ser el máximo goleador.

Y así sucedió. El gol 219, el más importante de su carrera y de la historia del fútbol argentino (por ser un récord que parecía imposible romper), llegó de los pies de Riquelme.

Román tenía que definir, era una jugada sencilla para convertir, sin embargo prefirió darle el pase a Palermo que sólo la tuvo que empujar al arco.

Mientras el goleador se quedaba festejando con algunos compañeros de cara a la 12, Riquelme salió corriendo hacia la platea para festejar con otros. En tanto, Palermo con cara de incrédulo, veía como Román festejaba aparte y no lo iba a saludar. Y así pasó hasta que Arsenal sacó del medio.

En ese festejo, Palermo lo vivió con su hijo Ryduan, quien entró a la cancha para festejar con su papá, con una camiseta que tenía el número 21 y que, junto a Palermo, formaba la cifra mágica: 219.



El partido continuó y Palermo volvió a marcar. Esta vez, en el arco que da al Riachuelo. Y ahí sí, Riquelme junto a los demás compañeros fueron a saludar al goleador.

Lo anecdótico que resultó ser ese partido, tuvo su capítulo tal vez más picante en las declaraciones posteriores.

Riquelme salió a defender su postura ya que el 10 creía que el ideólogo de esa apretada tenía nombre y apellido: Martín Palermo. Mientras que el propio goleador también salía a aclarar las cosas.

'No sé lo que pasó en la semana, es lamentable que se hable de eso y no de lo que pasó en el partido. Queremos justificar algo que quedó a la vista de todo. Me quedé sorprendido más allá de las diferencias que podemos tener. Distinto es ir a abrazarme... en ese momento me sorprendió porque era un gol importante para mi', dijo Palermo.

Mientras que Riquelme, comentaba que 'el primer gol de Boca lo festejé más que si hubiera sido mío. Ayudé a Martín para que pudiera definir', y agregó 'ustedes (a los periodistas), se llevarán bien con alguno y con otros no. Eso no significa que se lleven mal'.

Palermo, en tanto, daba otros conceptos, que entre él y Riquelme 'lo único que nos une es la camiseta. Yo lo respeto, él me respeta, pero después se pueden hacer millones de conjeturas. Pero hasta que no salgan los protagonistas a hablar, nunca se sabrá el motivo'.

¿Y qué pasó en el gol siguiente..? El gol 221 (recordemos que ante Arsenal conquistó el 219 y el 220), fue ante San Lorenzo. Allí Martín conquistó el segundo gol y a quien primero abrazó Palermo en el festejo fue a Riquelme.




Toda esta historia tuvo su capítulo final un 12 de abril, pero de 2010... 10 años de un hecho que generó muchísima polémica y que el día de hoy sigue teniendo aristas incomprensibles y desconocidas.

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