COPA LIBERTADORES
Así no: Boca jugó el peor partido del ciclo Russo
El Xeneize tuvo una noche para el olvido y se metió en cuartos solo por errores del rival.
A dar vuelta la página...
Miguel Ángel Russo repitió en varias ocasiones que el parate por el coronavirus le llegó a Boca en el peor momento: el envión por el campeonato obtenido y el gran nivel mostrado por el equipo llenaba de confianza al entrenador. La excusa del técnico es entendible, pero no alcanza para explicar qué fue lo que le pasó en la revancha ante Inter. El Xeneize jugó el peor partido del ciclo y solo se clasificó por errores del rival.
Si bien durante el complemento las cosas se emparejaron algo más, el primer tiempo fue un festival del conjunto brasileño. El DT decidió poner a los mismos jugadores que se llevaron el 1-0 de Brasil, pero con un cambio que modificó todo: en vez de jugar unos metros más retrasado, Edwin Cardona acompañó casi a la par a Carlos Tevez en el ataque.
La decisión, aunque sutil, terminó siendo sumamente contraproducente. Boca no pudo agarrar la pelota, se convirtió en un equipo demasiado largo, casi sin referencias en ataque, y sin la posibilidad de unir las líneas. Ni siquiera pudo atestar algún buen contragolpe valiéndose de la velocidad de Salvio o Villa. Nada de nada. Y para peor, esa disposición generó complicaciones defensivas, porque el mediocampo, especialmente por el sector derecho, hizo agua y dejó muy expuesto en todas las jugadas a Buffarini y Lisandro López.
Ya en el complemento, Cardona decidió moverse con alguna libertad mayor y pudo generar ciertas sociedades que no fueron suficientes. El Xeneize se clasificó porque Inter no convirtió el segundo y erró dos penales que ni siquiera fueron atajados por Andrada (que también tuvo una noche para el olvido). ¿Lo mejor? Dar vuelta la página, despabilarse, olvidarse y meterse en el partido con Racing. Que esta llave sea una alerta: así, no.
Si bien durante el complemento las cosas se emparejaron algo más, el primer tiempo fue un festival del conjunto brasileño. El DT decidió poner a los mismos jugadores que se llevaron el 1-0 de Brasil, pero con un cambio que modificó todo: en vez de jugar unos metros más retrasado, Edwin Cardona acompañó casi a la par a Carlos Tevez en el ataque.
La decisión, aunque sutil, terminó siendo sumamente contraproducente. Boca no pudo agarrar la pelota, se convirtió en un equipo demasiado largo, casi sin referencias en ataque, y sin la posibilidad de unir las líneas. Ni siquiera pudo atestar algún buen contragolpe valiéndose de la velocidad de Salvio o Villa. Nada de nada. Y para peor, esa disposición generó complicaciones defensivas, porque el mediocampo, especialmente por el sector derecho, hizo agua y dejó muy expuesto en todas las jugadas a Buffarini y Lisandro López.
Ya en el complemento, Cardona decidió moverse con alguna libertad mayor y pudo generar ciertas sociedades que no fueron suficientes. El Xeneize se clasificó porque Inter no convirtió el segundo y erró dos penales que ni siquiera fueron atajados por Andrada (que también tuvo una noche para el olvido). ¿Lo mejor? Dar vuelta la página, despabilarse, olvidarse y meterse en el partido con Racing. Que esta llave sea una alerta: así, no.
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