02 de diciembre de 2020
elintransigente.com
Aquel Vélez magnífico, un equipo de barrio, lleno de ilusiones, derrotaba al
Milan por dos a cero y se coronaba campeón del mundo. Roberto Trotta y el Turco Asad le dieron la máxima alegría de la historia al conjunto de Liniers.
Nadie se podía imaginar que un Vélez totalemnte argentino, con jugadores de buen pie, pero lejos de ser estrellas podía derrotar al
Milan. Aquel equipo fabuloso rossonero que tenía entre sus filas a algunos nenes como Paolo Maldini, Franco Baresi, Roberto Donadoni, Marcel Desaily, Boban y Albertini. Una locura de figuras mundiales que habían destrozado cuatro a cero a Barcelona en la final de la Copa de Campeones.
El entrenador que luego fue ídolo de Boca, y también repitió la hazaña, incluso superándola, empezó a sonar fuerte en el mundo. El nombre de
Carlos Bianchi apareció en la escena de todos, con semejante bomba mundial contra el
Milan, y seis años después cuando era técnico de Boca. Bautizado el Virrey, Bianchi volvió a repetir la Intercontinental en el 2000 ganándole al Real Madrid. Nada mal.
El mejor DT
Y como si los éxitos del Virrey fueran pocos, luego de haber ganado tres Copa Libertadores en siete años, llegó la cuarta. En 2003 Boca conquistó América por tercera vez en cuatro años, logrando una apertura de Siglo XXI descomunal. ¿Y otra vez el
Milan? Otra vez el
Milan.
Aquel rudimentario equipo de Bianchi, muy inteligente, con hombres que conocían a la perfección todo el libreto del juego, le ganó al
Milan. Un
Milan que tenía estrellas mundiales muy superiores a los futbolistas de Boca, como Kaká, Pirlo, Seedorf, Cafú, Shevchenko. Pero el mejor entrenador de la historia Xeneize, lo hizo de nuevo.